En abril de 2019 Chillida Leku reabrirá sus puertas, según han informado fuentes del centro cultural en un comunicado. Fundado en vida por Eduardo Chillida, el museo es el lugar donde se encuentra el corpus de obra más amplio y representativo de este artista.
Cabe recordar que desde enero de 2011 el museo podía visitarse únicamente con cita previa, pero actualmente en Chillida Leku se están llevando a cabo trabajos de restauración que permitirán acoger a un flujo continuado de visitantes. La galería de arte suiza Hauser & Wirth representa a la familia de Chillida desde 2017 y está trabajando en estrecha colaboración con la misma para salvaguardar el legado del creador vasco.
«Estamos francamente encantados ante esta nueva etapa que va a experimentar Chillida Leku”, afirmó Luis Chillida en nombre de la familia del escultor. “El hecho de poner de nuevo en pleno funcionamiento el museo nos ilusiona y estamos seguros de que nuestros padres estarán felices por ello. No nos cabe duda de la gran expectación que despierta la reapertura, y el creciente interés que la obra de Chillida ha tenido irá seguro en aumento a futuro».
Los trabajos de actualización están siendo desarrollados con la supervisión del arquitecto argentino Luis Laplace, conocido por sus trabajos de interiorismo y restauración respetuosa y sostenible, desarrollados en intenso vínculo con el arte. Laplace está trabajando en estrecha colaboración con el arquitecto Jon Essery Chillida, nieto del escultor.
El proyecto cuenta, asimismo, con la aportación del arquitecto de naturaleza holandés Piet Oudolf, pionero del movimiento “New Perennial” que introducirá sutiles elementos paisajísticos. Sus diseños de jardines y paisajes –entre los que destacan el Jardín Lurie de Chicago o la High Line de Nueva York– se basan sobre premisas ecológicas.
Gracias al buen estado general en el que se encontraban las instalaciones no ha sido necesaria una renovación total, sino que se está realizando «una actualización respetuosa», afirma el comunicado. El caserío –edificación central del museo–, conservará exactamente el mismo aspecto y estructura que concibió Chillida, pero contará con una iluminación mejorada y con mayor aislamiento en suelos y techos, así como con una adecuada accesibilidad para personas con movilidad reducida. A estas mejoras se suma la puesta en marcha de instalaciones tales como un centro de bienvenida, una cafetería, una tienda y la adecuación del parking, que mejorarán la experiencia de los visitantes.
Chillida Leku, ubicado a las afueras de Hernani, está compuesto por un paraje de esculturas al aire libre y un espacio de exposiciones en el interior del caserío de Zabalaga; una construcción tradicional vasca construida en el siglo XVI. La casa y sus terrenos adyacentes fueron adquiridos en los años ochenta por Eduardo Chillida y su esposa Pilar Belzunce, quienes personalmente los restauraron y acondicionaron durante más de 15 años. Este proyecto de rehabilitación fue llevado a cabo en estrecha colaboración con el arquitecto vasco Joaquín Montero, que les ayudó a desarrollar esta visión sumamente personal del espacio expositivo. El escultor buscaba un hogar para sus obras, donde las generaciones futuras pudieran conocer y experimentar su arte en un emplazamiento inigualable.
La elección por parte de Chillida de esta ubicación para el museo refleja la conexión que mantuvo durante toda su vida con la comunidad local, el paisaje y la arquitectura del País Vasco. El edificio histórico está rodeado por 11 hectáreas (110.000 metros cuadrados) de terreno a lo largo de las cuales pueden admirarse cerca de 40 esculturas originales del artista entre las que destacan Buscando la luz I (1997) o Lotura XXXII (1998) realizadas con acero corten, un material con fuertes resonancias del pasado industrial de la región.
Para conducir esta nueva etapa, Chillida Leku contará con la dirección de Mireia Massagué, que asume esta responsabilidad tras haber sido directora del Gaudí Exhibition Center y haber trabajado previamente en el Teatre Nacional de Catalunya. Su labor al frente del museo gipuzkoano se realizará en estrecha colaboración con la familia Chillida, que ostenta la propiedad y la gestión de Chillida Leku.
“Descubrí Chillida Leku en 2006”, afirma Mireia Massagué, “me resultó muy inspirador y pude sentir la conexión emocional que provocan las esculturas. En esta nueva etapa, deseo que el museo sea un lugar de encuentro internacional, buscando la complicidad con el territorio y la sociedad local. Buena parte del equipo actual tiene más de una década de experiencia en el museo y para mí es todo un honor unir esfuerzos junto a ellos y a la familia Chillida en un proyecto tan importante”.
Una vez que el centro entre en funcionamiento, el equipo histórico se irá ampliando progresivamente.
Para emprender estas obras de renovación, el museo cuenta con la complicidad y apoyo de las distintas administraciones públicas del País Vasco. Cabe destacar el apoyo del Departamento de Cultura, Turismo, Juventud y Deporte de la Diputación Foral de Gipuzkoa que, durante los trabajos de puesta a punto, ha facilitado espacios para la custodia y el almacenaje temporal de las obras que estaban expuestas en el museo en Gordailua, el Centro de Colecciones Patrimoniales de la Diputación Foral de Gipuzkoa.