El viejo camino empedrado, parecía querer escapar de la caótica vorágine que se agolpaba en el valle. Sus gastadas piedras, custodiadas por robles, hayas, espinos y fresnos, huían desesperadamente hacia la acogedora seguridad de la montaña. Su objetivo estaba claro, no había lugar a dudas, un marcado tajo natural, que cerraba el horizonte, un profundo…Continuar leyendo «Casa Torre de Muntsaratz. Al arrullo de la diosa»