Las brumas, fieles amantes de los hayedos, acarician el bosque con dulzura, aferrándose tercamente a los árboles. Esas brumas le regalan humedad, agua, alimento, vida en definitiva, pero también envuelven el bosque de misterio, de belleza, lo convierten en el lugar idóneo para los viejos cuentos de duendes, hadas, gnomos o leprechaunds, que hacen del hayedo su hogar. Ir al blog
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