El próximo 10 de mayo abrirá sus puertas Alboka, un nuevo restaurante en Gros, en la calle Secundino Esnaola 50, con una propuesta gastronómica que gira en torno a las verduras, la cocina de autor y un «firme compromiso con el producto local y de temporada».
Detrás de este proyecto están Ignacio González Hurtado (33 años, Madrid), David Lafuente Ventura (29, Azagra) y Endika Dos Santos Corral (30, Donostia), tres jóvenes con amplia experiencia en restauración que coincidieron en el restaurante Misura y decidieron unir talento, valores y amistad para crear un concepto propio.
A la hora de elegir el nombre querían uno que fuera corto, fácil de recordar y, mejor, en euskera. De ahí se decantaron por ‘Alboka’.
En conversación con DonostiTik explicaron que la idea de este emprendimiento surgió tras meses de reuniones y debates. “Queríamos saber si coincidíamos. Vimos que sí, y comenzamos a buscar asesoramiento de entidades como Bidasoa Activa y Fomento San Sebastián”, explicaron.
Inicialmente pensaron en montar el negocio en Hondarribia, pero no dieron con un local adecuado y terminaron trasladando la iniciativa a Donostia. “Aquí sentimos que podíamos crecer, crear comunidad y ofrecer algo nuevo”, aseguran.
Restaurante con alma vegetal
Aunque no se definen como un restaurante vegetariano, en Alboka el protagonismo recae en lo vegetal. La proteína animal está presente, pero como complemento. “Nos inspiran las tendencias Plant Forward y la Cocina de la Nostalgia. Apostamos por sabores reconocibles, producto de cercanía y una propuesta saludable, sostenible y emocional”, detallaron.
En este punto cabe destacar que la conexión personal con agricultores de confianza les permite trabajar sin intermediarios, conociendo la trazabilidad del producto y «ofreciendo calidad a precios razonables, lo cual es clave en un sector con márgenes estrechos”, afirmaron.
La carta refleja esa filosofía. De momento prefieren no señalar un ‘plato estrella’. «Todavía es muy pronto para hablar de platos estrella, todos tienen algo de interesante y este término queremos dejarlo al cliente y no ser nosotros quien pongamos una bandera a nuestro propio plato».
Cargados de ilusión
Dentro de Alboka cada uno tiene su función: Ignacio lidera la cocina, Endika se encarga de la sala y David actúa como nexo entre ambos mundos. “Nos complementamos muy bien, confiamos unos en otros y compartimos valores como el respeto y el amor por la gastronomía”, explicaron a DonostiTik. Y más allá del plato apuestan por un ambiente laboral sano. “También creemos que trabajadores felices transmiten alegría al cliente”.
Como suele suceder en casi todo emprendimiento, reconocen que el camino hasta la apertura no ha sido fácil. La financiación, los trámites burocráticos y la carga fiscal han supuesto las principales barreras. “Faltan incentivos reales al emprendimiento. La administración debería cuidar más a quien quiere generar valor y empleo”, reivindicaron.
En todo caso llegan a este punto cargados de ilusión: “El 10 de mayo será el primer día del resto de nuestra vida”, afirman. Alboka no es solo un restaurante: es la materialización de un sueño colectivo. “Queremos que nuestros comensales se sientan como en casa, conectados con la tierra, con los sabores y con las personas”.



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