Caritas Gipuzkoa atendió en 2024 a 14.442 personas en riesgo de pobreza o exclusión social -pertenecientes a 5.320 hogares-, de las cuales el 88,8% era migrante y más de la mitad vivía en condiciones residenciales precarias. Esta mañana representantes de la entidad han lanzado un llamamiento claro a las instituciones para flexibilizar los requisitos de empadronamiento, ya que este trámite se ha convertido en una barrera de acceso a derechos básicos como la vivienda, la sanidad o la educación.
Aunque el número total de personas atendidas ha disminuido respecto a 2023 (cuando fueron 16.571), el director de Caritas Gipuzkoa, José Ramón Aramendi, ha subrayado que “las situaciones son peores”: crecen la exclusión residencial, la irregularidad administrativa y la cronificación de la pobreza. “Pedimos a las instituciones que atiendan el sinhogarismo, porque cada vez hay más jóvenes en las calles”, ha añadido.
Por su parte el obispo de San Sebastián, Fernando Prado, ha recalcado que “detrás de los datos hay situaciones y personas que tratan de salir adelante”, y ha puesto en valor la labor de los 866 voluntarios que sostienen este modelo de acompañamiento. “Caritas llega donde los servicios públicos no”, ha afirmado.
El pasado año Caritas Gipuzkoa destinó a las personas y familias citadas 2.270.000 euros en ayudas económicas directas. A día de hoy la entidad cuenta con 2.411 personas socias y donantes activas.
El perfil más vulnerable
El 56,3% de las personas acompañadas en 2024 era menor de 44 años, y más de la mitad de los hogares (51,3%) estaba compuesta por familias con menores a su cargo. Además, el 66% no contaba con una situación administrativa regularizada, lo que impide su acceso al empleo o al alquiler, y cronifica su situación de exclusión.
En cuanto a la vivienda, solo el 41,88% de los atendidos vivía en condiciones habitacionales adecuadas. El 58,12% restante se encontraba en situaciones de sinhogarismo, alojamiento temporal o viviendas inseguras. Un 29,49% presentaba problemas de empadronamiento, ya fuera por no estar empadronados (16,8%), estarlo en un domicilio distinto al que habitaban (7,9%) o depender de un padrón social (4,9%).
Se cronifica
Un dato especialmente preocupante es que el 18,4% de las unidades convivenciales atendidas lleva más de tres años siendo acompañadas por Caritas, lo que evidencia una exclusión estructural más persistente y difícil de revertir. “Ya no hablamos de situaciones coyunturales, sino de trayectorias de exclusión sin salida real”, alertan desde la organización.
Un sistema de ayuda muy engrasado
La acción de Caritas se articula en seis ámbitos: ayudas a la subsistencia, inclusión residencial, inserción laboral, infancia y educación, participación comunitaria y acceso a derechos. En 2024, 8.900 personas recibieron ayudas directas, 3.672 fueron atendidas en recursos residenciales, 1.243 participaron en programas de empleabilidad y 1.810 recibieron asesoramiento jurídico, principalmente en trámites de extranjería o empadronamiento.
Todo ello ha sido posible gracias al compromiso de 866 voluntarios, 2.411 personas socias y donantes, y 74 personas contratadas.
Caritas Gipuzkoa cierra el año reafirmando su compromiso con una acción humana y transformadora, pero advierte: “Este acompañamiento no puede sustituir a las políticas públicas”. Por ello, reclama con urgencia el empadronamiento universal, vías de regularización estables y una política pública de vivienda accesible para todos.
Deja un comentario