San Sebastián, 24 abr (Rafael Herrero/EFE).- Fue a finales del verano, cuando iban llegando nuevos fichajes a la Real Sociedad y el campeonato se desperezaba, el momento en que su presidente, Jokin Aperribay, habló por primera vez de «escribir el siguiente libro» de la Real.
Se refería entonces, o al menos lo parecía, a las marchas de dos pilares del equipo ese verano, Mikel Merino y Robin Le Normand, pero sus palabras cobran un significado más profundo tras confirmarse que en la próxima temporada no seguirán dos de los pilares del club, su entrenador Imanol Alguacil, y el director de fútbol, Roberto Olabe, quien comunicó en noviembre que esta sería su última campaña.
La tercera gran columna sobre la que se asientan los éxitos del último lustro, Jokin Aperribay, afronta ahora la responsabilidad de acertar en las bases de un nuevo ciclo, el «siguiente libro» de la Real Sociedad.
De la mano de Aperribay, Olabe y Alguacil, la Real Sociedad ha ganado una Copa del Rey -en una final histórica contra el Athletic Club- y ha participado cinco temporadas seguidas en competiciones europeas, una de ellas en la Liga de Campeones, el pasado año, cuando el proyecto lució más que nunca con una primera fase brillante.
Línea ascendente
El proyecto llevaba una línea ascendente desde que Aperribay se hizo cargo del la Presidencia en 2008, con el club en concurso de acreedores y en segunda, pero el cenit deportivo de su gestión llevó la firma de Olabe y sobre todo de Imanol Alguacil.
El técnico de Orio, formado en la casa como jugador y como entrenador, logró imprimir al equipo de un carácter competitivo del que carecía, a pesar de las buenas maneras que mostraba en épocas anteriores.
Con Alguacil, la Real se convirtió en un equipo con fama de tratar bien el balón, voluntad de protagonizar el juego, pero, sobre todo, duro y competitivo.
Fiel a la fórmula de contar con una base de jugadores formados en Zubieta, que mantuvieran el sentido de pertenencia, acompañados por fichajes casi siempre acertados (David Silva, Marin Odegaard, Mikel Merino, Take Kubo y Alexander Isak, entre otros), Alguacil construyó un equipo decidido y valiente, que no duda en ir a la presión en campo contrario para asfixiar a sus rivales.
Una personalidad muy marcada que le ha llevado estas últimas seis temporadas a ser uno de los equipos que menos goles recibe y uno de los que más faltas comete, muchas de ellas en campo contrario.
Con estas premisas, la Real Sociedad ha visto crecer a sus futbolistas de la mano del técnico, hasta el punto de que fue el club que más jugadores aportó a la selección española campeona de Europa la pasada temporada: Mikel Oyarzabal, Martín Zubimendi, Mikel Merino, Robin Le Normand y Álex Remiro.
Señales de agotamiento
El ciclo ha dado muestras de agotamiento esta temporada. Aunque el desempeño en la Copa del Rey fue notable, no tanto en la Liga Europa, la Real ha tocado fondo en cuanto a juego en las últimas semanas.
El objetivo de volver a Europa por sexta temporada consecutiva se ha complicado, con el séptimo a cuatro puntos, ya que, como se pudo comprobar ayer en Vitoria, el juego de la Real ha caído en picado y no se atisban signos de recuperación. Curiosamente, cuando ha dejado de disputar tres partidos por semana ha ofrecido sus peores prestaciones.
Aperribay, apoyado en el nuevo director de fútbol, Erik Bretos, encara el desafío de acertar en el próximo entrenador. Pudo serlo Xabi Alonso después de dos años en el filial, pero la figura de Imanol Alguacil era inamovible e indiscutible y Aperribay no le pudo ofrecer el banquillo del primer equipo, por lo que en 2022 abandonó la Real Sociedad y en octubre de ese año fue reclamado por el Bayer Leverkusen.
Las aspiraciones de Alonso como entrenador, tras tres temporadas brillantes en Leverkusen, parecen demasiado elevadas para un club como la Real, que deberá sondear el mercado o volver a mirar en casa para acertar con el escribano del «nuevo libro» de Jokin Aperribay. Más información: Imanol Alguacil deja la Real Sociedad
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