La Junta de Gobierno Local de Donostia ha aprobado el expediente para la contratación de dos nuevos ascensores en la ciudad dentro del plan de movilidad vertical con el que el Ayuntamiento busca mejorar la accesibilidad en los barrios. Uno de ellos se construirá en el entorno del ambulatorio de Altza y el otro unirá el paseo de Heriz con Escolta Real, en el Antiguo.
El alcalde Eneko Goia subrayó que “con estos proyectos damos impulso a la movilidad vertical en la ciudad, dentro del compromiso del gobierno municipal por mejorar la accesibilidad de los barrios y, con ello, la calidad de vida de las vecinas y vecinos”.
En el caso de Altza, el ascensor se enmarca en el proyecto de ejecución modificado de mejora de accesibilidad al ambulatorio. Tiene un presupuesto de licitación de 641.952 euros y un plazo de ejecución de seis meses. El objetivo es garantizar un itinerario accesible entre el aparcamiento posterior y el acceso principal al edificio sanitario.
El ascensor del Antiguo, por su parte, cuenta con un presupuesto de 1.354.060 euros y un plazo de ejecución de ocho meses. El proyecto pretende salvar el desnivel entre la calle Escolta Real y el paseo de Heriz, concretamente entre los portales 26 y 28 de Escolta Real y los números 19 y 21 del paseo de Heriz.
Goia explicó que este último proyecto “ha sufrido muchas vicisitudes” debido, primero, a la expropiación, y después al incremento de los precios de la construcción, lo que obligó a rehacer la iniciativa. “Ha costado mucho, hemos tenido bastantes dificultades en sacarlo adelante. Confío en que la licitación que ahora sale sea ya el último paso para que este ascensor, por el que venimos peleando mucho tiempo, sea realidad lo antes posible”, señaló.
El alcalde también mencionó que este ascensor es el más importante de los cuatro previstos para salvar el desnivel total entre Escolta Real y el Seminario. De los otros dos intermedios aseguró que “son más sencillos y se sigue trabajando en ellos”, mientras que sobre el cuarto reconoció que existe incertidumbre porque afecta directamente al colegio de Larramendi, que quedará en desuso tras el proceso de fusión con Santa Teresa y Jesuitinas. “Hasta aclarar el destino de ese edificio, ese cuarto ascensor tiene un grado de incertidumbre”, admitió.
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