En plena campaña de Euskaraldia el alumnado de la educación para adultos en CEPA Donostia recibió una noticia que considera profundamente «contradictoria»: el próximo curso 2025-2026 se suprimirán las clases de euskera que se venían impartiendo en los centros de esta red pública «salvo las que tienen un nivel muy bajo, de principiante, y están enfocadas para los extranjeros».
Este lunes un grupo de alumnos y alumnas –la mayoría de ellos jubilados– ha registrado en la Delegación de Educación en Donostia una carta oficial firmada por más de 70 personas de distintos barrios. La misiva está dirigida a la consejera de Educación del Gobierno Vasco, Begoña Pedrosa, y en ella se solicita la continuidad de estas clases, destacando su valor formativo, emocional y comunitario.
“Gracias a estas sesiones hemos podido avanzar desde el nivel A1.1 hasta el A2.2, y ahora nos dicen que las clases desaparecen”, indican en el texto.
El grupo también incide en que no solo se recorta el euskera, sino que el resto de asignaturas verán reducida su oferta en un 50%, mientras que otras como el inglés ya fueron suprimidas en cursos anteriores. “El trabajo del profesorado ha sido siempre pexcelente, y respecto al euskera ni ellos sabían que esto iba a pasar”, añadieron en conversación con DonostiTik.com
En la carta recuerdan que la Ley 1/2013 sobre el derecho al aprendizaje a lo largo de la vida, junto con la Ley de Educación de 2006, amparan el acceso a la formación de adultos en todas sus formas: formal, no formal e informal. Citan incluso las palabras de la propia consejera Pedrosa en su toma de posesión, cuando aseguró que su prioridad era “una educación de calidad, equitativa e inclusiva” que atendiera al “bienestar personal y emocional” del alumnado.
Las personas firmantes explican que no pueden acudir a euskaltegis o a la Escuela Oficial de Idiomas por cuestiones de tiempo, formato y exigencia. «No buscamos un título ni un examen, sino aprender a hablar euskera con los nietos y disfrutar de las relaciones sociales que se crean en clase”.
“Somos la generación perdida respecto al idioma. Con Franco no podíamos hablar euskera, luego en el trabajo no se incentivó salvo en el caso de los funcionarios, y ahora que podemos, tampoco nos facilitan aprenderlo”, explica una alumna. “No pedimos privilegios, solo que no nos cierren esta puerta”.
Los firmantes también recuerdan que las instituciones recomiendan el aprendizaje constante como una forma de prevención del deterioro cognitivo en la tercera edad.



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