Asier Altuna ha llegado a la Sección Oficial del Festival de San Sebastián, fuera de concurso, con ‘Karmele’, una ambiciosa adaptación de la novela de Kirmen Uribe ‘La hora de despertarnos juntos’, que a su vez narra la historia real de Karmele Urresti y su marido Txomin Letamendi, cuya vida estuvo marcada por el exilio y la guerra.
“No me había enfrentado nunca a una película de estas dimensiones”, ha admitido esta mañana el director, que ha subrayado la importancia del equipo a la hora de encarar un proyecto de estas características. “Me he rodeado de buenos amigos y profesionales. Llegamos al rodaje con los trabajos bien hechos después de trabajar mucho las localizaciones, la época… y eso ayuda a disfrutar del rodaje. Fotografía, vestuario, arte, música… hemos cuidado mucho la postproducción, el sonido. Es un privilegio trabajar despacio”.
El filme, que pone de manifiesto el buen momento del cine vasco, está rodado en euskera, castellano y francés.
Pasado y presente
Kirmen Uribe, autor de la novela, ha recordado esta mañana durante la rueda de prensa que conocía a la familia de Karmele Urresti “desde niño” y que siempre quiso contar su historia. “Tuve que esperar a la tercera novela para atreverme. Es pasado y es presente. Habla de un desplazamiento, de una familia rota… esto mismo está pasando en el mundo. Y a la vez es una historia de esperanza y dignidad«.
El escritor mantiene con Asier Altuna una relación de amistad y, en su opinión, su amigo ha hecho «una lectura bellísima de la novela. Maravilla de película”, ha manifestado Uribe, muy satisfecho.
La protagonista, Jone Laspiur, ha encarnado «un personaje muy potente que en la película ve transcurrir diez años en un contexto histórico muy complejo. He pensado mucho en mis abuelas al hacer este trabajo: una era viuda con siete hijos y cuidaba de sus padres, y la otra tuvo que dejar sus estudios para sacar adelante la empresa familiar».
Según han coincidido todos los presentes, durante el rodaje el ambiente ha sido de «sentimiento de familia total”.
Película de madurez
Desde la productora Txintxua Films, Marian Fernández ha definido el filme como “una película madura», tanto por la veteranía del director y la experiencia del resto del equipo como por el tiempo transcurrido desde que se dieron los primeros pasos hasta hoy. Y ha recordado en este sentido que presentaron el proyecto hace siete años en un foro de Cannes: “Necesitaba un proceso de maduración. Han sido años y muchas personas trabajando para llegar aquí”.
Eneko Sagardoy, que interpreta a Txomin, aprendió a tocar la trompeta para dar vida a su personaje, algo que desde luego no estaba en sus planes: “No sé si el cine cambia la sociedad, pero genera conversaciones. Ojalá también paz y reparación en este caso. Ha sido un honor”.
Por su parte Nagore Aranburu ha subrayado el papel coral que encarna la familia: “Lo nuestro era otro personaje en sí mismo, la familia. Nuestra labor era acompañar, ir por detrás de estos protagonistas”.
La rueda de prensa ha contado con la presencia, entre el público, de dos de los hijos de Karmele y Txomin, que han seguido la presentación de una historia que es memoria familiar, pero también memoria colectiva.



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