«Soy ateo pero no soy tonto. Siempre me ha interesado el Vaticano», ha dicho el escritor Javier Cercas (Cáceres, 1961) este martes en Okendo KE ante un auditorio lleno en otra de las noches más esperadas del festival Literaktum. El autor ha charlado con la periodista Olga Grande sobre su última obra, El loco de Dios en el fin de del mundo, “un libro muy especial”, ha reconocido Cercas, y realmente lo es ya desde su origen.
El loco de Dios en el fin del mundo nació de una propuesta insólita: una invitación del Vaticano, transmitida por Lorenzo Fazzini, director de la editorial de esta institución, para acompañar al Papa Francisco en un viaje a Mongolia, acceder con total libertad al interior del Estado vaticano y escribir el libro que Cercas quisiera.
“Me quedé perplejo. ¿Pero ustedes no saben que soy un tipo peligroso?”, ha recordado Cercas que respondió. “Si me abren las puertas de un lugar tan secreto, yo voy a contar la verdad. Soy cristiano por cultura, pero ateo y anticlerical. ¿Cómo no iba a aceptar?”
El autor ha reconocido que el motor íntimo de la obra se activó cuando pensó en su madre, “profundamente creyente”. “Cuando mi padre murió, ella decía que lo iba a ver después. Ese enigma es el centro del cristianismo”.
De esta manera Cercas se lanzó a una búsqueda muy personal: “un loco sin dios que va a ver al loco de Dios para hacerle una única pregunta esencial: ¿mi madre va a ver a mi padre después de la muerte?«
El resultado de todo esto es un libro que “mezcla muchas cosas”: una novela con un enigma, un viaje a Mongolia, un viaje al Vaticano, una parte de la biografía de Francisco y, al mismo tiempo, una autobiografía del propio Cercas, que perdió la fe con catorce años.
Prejuicios
Cercas ha puesto sobre la mesa que el Papa Francisco, ya enfermo cuando él lo conoció, había concedido numerosas entrevistas durante su pontificado, muchas en España, donde sin embargo siempre se hablaba de política y no religión. Algo que le llama la atención.
Para el escritor, que reconoce y entiende «la fobia» que genera la Iglesia en España marcada por siglos «de desastres» y por el legado franquista, lo más complicado de este trabajo fue despojarse de prejuicios: “Tenía que limpiarme la mirada para ver qué pasa realmente allí dentro, qué discuten, cómo viven cardenales, prefectos, misioneros… Cuando haces ese ejercicio, ahí sí, todo es nuevo y sorprendente”.
Una vez dentro, “nada era lo que yo esperaba”, ha reconocido Cercas y así lo refleja en su libro.
Ambiente anticlerical
De primeras el escritor se sorprendió al reconocer a Francisco como “anticlerical”. “Decía que el sacerdote no está por encima de los fieles, que pensar así era el cáncer de la Iglesia, y quería devolver el cristianismo a su origen”.
“El Papa era disruptivo, había quienes rezaban por que muriera pensando que iba a ser lo mejor para la Iglesia. Y él se fue a Mongolia buscando a los verdaderos cristianos. Sin embargo el Papa no puede hacer lo que le dé la gana y cambiar todo. Son 2000 años de historia y la Iglesia está repartida por todo el mundo”, ha dicho Cercas.
El escritor admite que este libro le ha cambiado, aunque no le ha devuelto la fe. “Un libro es conocimiento, y el conocimiento que no te cambia no es tal”.
También confiesa haber sentido en determinados momentos envidia hacia quienes tienen una fe verdadera, como su madre o como los misioneros, “verdaderos locos de Dios”. “Pero la fe no es cuestión de voluntad. Decía la escritora Flannery O’Connor que tener fe es mucho más difícil que no tenerla”.
Finalmente Cercas pudo dirigirse a Francisco y hacerle la pregunta sobre su madre que le guió en este viaje.
Y el escritor ha cerrado la charla en Literaktum recordando que, después de todo el viaje, de todo lo visto y vivido, “la respuesta del Papa a mi pregunta fue sorprendente”. Y no se parecía a la que le dieron los demás encuestados y miembros de la Iglesia. Este miércoles continúa el festival Literaktum. Programación de Literaktum, aquí /// Javier Sierra en Literaktum, aquí /// Espido Freire en Literaktum, aquí. /// Juan Manuel de Prada en Literaktum, aquí.
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