Jesús M.ª Eraña (Eskoriatza, 1962) es ingeniero industrial y también escritor, quizá por ese «esfuerzo vital» del que habla «por lograr un equilibrio casi siempre inestable entre la lógica, la razón, la imaginación e incluso la fantasía». Producto de esta afición acaba de lanzar la novela Jugando con Dios, que presentó la pasada semana en la Biblioteca central (San Jerónimo). DonostiTik habla con el autor.
Su nueva novela gira en torno a un descubrimiento que permite modificar el pasado. ¿Qué le atrae de este tipo de planteamientos desde el punto de vista narrativo o ético?
La novela emplea una trama concreta en la que, a través de un descubrimiento científico, se consigue viajar en el tiempo y el protagonista se obsesiona por llegar a un momento concreto de la historia y evitar lo que, para él, constituye el mayor desastre de la humanidad. La forma en la que plantea evitar este desastre es asesinando a quien lo provoca. Este es el primer dilema ético que se plantea. ¿Es justificable eliminar a una persona que sabemos que un tiempo más tarde va a provocar una gran catástrofe en la que morirán cientos de personas?
Por otro lado, el hecho de que el protagonista plantee matar a un niño, en sí mismo repudiable, nos hace preguntarnos si el ser humano nace con los factores de su personalidad definidos o, dicho de otra forma, si uno es bueno o malo por naturaleza o si es la propia sociedad la que nos despierta la maldad.
Usted tiene formación técnica, pero lleva más de dos décadas escribiendo. ¿Cómo conviven el ingeniero y el escritor?
Es una constante en mi vida, mi trabajo requiere tener orden y estructurar mi tiempo de forma rígida, pero para mantener un equilibrio mental necesito dar rienda a mi parte más creativa. Mis novelas son parte de mí y tienden a desarrollar la parte científica en la que se basan los descubrimientos que sirven para diseñar la trama.
Doy mucha importancia a hacer creíbles mis novelas. Un escritor se esmera en unir palabras, crear párrafos y desarrollar capítulos que, unidos entre sí, terminen por configurar historias. Pero esto en sí mismo no vale de mucho si el lector no termina de creerse lo que contamos. Me esmero por crear historias en las que existe una justificación técnica que permita dar rienda suelta a la imaginación.
Usted suele hablar de “seudociencia”. ¿Podría explicarnos qué significa ese término en su trabajo creativo?
Alguien me dijo que denominar seudociencia a un posible desarrollo científico que aún no se ha producido no es demasiado acertado. El término así planteado pareciera que tuviera un sentido peyorativo. Nada más lejos de mi intención. Intento transmitir que la ciencia aún no ha alcanzado el nivel de desarrollo necesario para lanzar el producto planteado.
¿Qué importancia tiene la ciencia ficción en su vida?
En mi historia como lector he pasado por etapas en las que leía exclusivamente novelas de ciencia ficción. Continué por otra fase en la que leía novelas de aventuras. Ahora estoy centrado en novela negra e histórica. Ahora me atrae más la ficción sobre ciencia que la ciencia ficción, esto es, me interesa elucubrar sobre los posibles desarrollos futuros de la ciencia y desarrollar historias en torno a sus posibilidades, pero siempre enmarcando las mismas en entornos reales y concretos. Huyo de mundos ficticios y hechos inverosímiles.
Veo que para el desarrollo de la historia ha elegido en parte escenarios locales…
Si, la trama de las dos novelas que he editado se desarrolla en gran medida en Donosti. Es otra de las herramientas que empleo para hacer creíble mis historias. Si describo calles y lugares que conozco lo podré hacer con mayor exactitud.
¿Qué le invita a escribir?, ¿de dónde suelen surgir las ideas que luego se convierten en novelas?
Las ideas surgen de las propias experiencias que uno mismo tiene a lo largo de la vida, así como de las que llegan a través de la lectura. Un escritor debe ser siempre un lector acérrimo. La forma de escribir de otros autores y los temas que desarrollan influyen en gran medida a la hora de crear historias.
¿Y cuáles son sus referentes?
Hay dos autores con los que he disfrutado muchísimo, J. R. R. Tolkien y Toti Martinez de Lezea. Últimamente he leído a Dolores Redondo e Iván Martín como autores más próximos, a Juan Gómez-Jurado y a Camila Läckberg.
¿Qué le gustaría que se llevara el lector de ‘Jugando con Dios’?
Además de haber disfrutado de un agradable rato, me interesaría que el libro llevara al lector a responderse si hay circunstancias que hacen que el fin justifique los medios o si esta es una premisa inmutable.
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