Este 12 de junio en Librería Zubieta (c/Reyes Católicos 3) la actriz Mónica Caballero Fisac presentará su libro ‘Una Madre Imperfecta‘, cuya escritura surgió tras trabajar con éxito en la comedia ‘Madres imperfectas’. Con el humor como principal baza y una experiencia muy contrastada (es madre de tres hijas), Caballero Fisac invita a adentrarse «entre risas y sin culpas» en la maternidad, «uno de los mayores mitos modernos». Aunque es madrileña, la autora reconoce que espera la presentación del libro en Donostia con especial ilusión. «La mayoría de mi familia política vive aquí y poder compartir con ellos este momento me hace muy feliz». DonostiTik.com aprovecha para entrevistarla.
¿Cómo se desnuda una más?, ¿en el escenario como actriz o escribiendo sobre una vivencia en cierto modo íntima como es la de la maternidad?
No es comparable. Son formas diferentes de quitarse las prendas, pero al final te quedas en pelotas igual. Cuando una asume su condición de artista tiene que vencer el miedo a mostrarse vulnerable. Si no rompes esa barrera no consigues llegar a la otra persona. Todos tenemos nuestros miedos e imperfecciones y todos creamos esa máscara que creemos que nos protege de los demás. Por eso cuando alguien sale ahí fuera sin máscara es tan catárquico para el que observa, hay una parte de ese observador que también se desnuda. Necesitamos más valientes que se desnuden para poder entendernos mejor.
¿Cuándo decidió escribir sobre las ‘imperfecciones’ de las madres?
La maternidad me parece uno de los mayores mitos modernos: está tan cargada de expectativas, culpas y mandatos que a veces una no sabe si está criando a un hijo o rindiendo un examen eterno. Este libro salió un poco de ahí, de las ganas de reírme de todo eso, de no tomarme tan en serio, de bajarle el volumen a esa idea de madre perfecta que flota por todas partes -en redes, en la escuela, en los consejos no pedidos de cualquiera-. Es una autoparodia, sí, pero sin caer en la autocompasión. Me río de mí misma, de mis metidas de pata, de mis neurosis maternales, y al hacerlo, creo que muchas otras también pueden reírse de las suyas. Es un acto de resistencia en clave de comedia.
¿Es un libro exclusivamente para mujeres?
¡Para nada! No es un libro “para mujeres” ni “para madres” como si fuera una zona rosa en la librería. De hecho lo han leído hombres también -padres, amigos, mi pareja, incluso algún cuñado valiente- y varios han confesado, con cara de susto y risa, que se sintieron más identificados de lo que esperaban. Aunque el punto de partida sea mi experiencia como madre, el fondo es mucho más amplio: hablo del cansancio, de las expectativas sociales absurdas, de la culpa, de la pérdida de identidad, de esa sensación de estar improvisando todo el tiempo… Además todos somos hijos. Ninguno se salva. Todos tenemos alguna madre (biológica, adoptiva, simbólica, ausente o presente, real o idealizada), y todos hemos participado, en mayor o menor medida, en esa comedia humana que es la familia.
¿Sus hijas han leído o leerán Una madre imperfecta?
Ahí lo tienen, en su habitación. Sé que la pequeña, de 13 años, lo ha empezado. Las dos mayores de 18 y 19 años tienen la excusa de que están con exámenes. Cuando ellas sientan que les apetezca lo leerán. En cualquier caso el libro se lo dedico a ellas. Gracias a que me lo han hecho pasar tan mal, ahora soy mejor persona. El cabaret sí lo han visto y me confesaron que se vieron reflejadas. Se rieron mucho y creo que, por momentos, también sintieron algo de vergüenza ajena.
¿Qué consejo daría a las madres que se sienten presionadas por la idea de la maternidad perfecta?
Que se rían mucho, que no se lo tomen todo tan en serio. Ni la maternidad, ni la vida… Pero vamos, que no sé si yo estoy para dar consejos porque soy igual de imperfecta que ellas y lo seguiré siendo. Tal vez por eso escribí el libro, para reírnos todas juntas, como un akelarre de madres, un libro que hiciese de espejo de esas madres que llegan al final del día agotadas, rendidas, frustradas y sometidas a la tiranía de los hijos, gritando, repitiendo lo mismo y queriendo escaparse de la hora de acostar a los pequeños porque ya no dan más de sí.
Usted ha desarrollado una carrera en teatro, cine y televisión. ¿Ha tenido que relegar su profesión por la maternidad?
Cuando me quedé embarazada de la primera, en 2005, mi carrera estaba a tope. Presentaba en Tele 5 un espacio, hacía mucha publicidad que me daba bastante dinero y tenía una gira con una obra de teatro, cerrada, con muchísimos bolos, donde yo era la protagonista. A los 6 meses de embarazo tuve que dejar todo porque la tripa delataba ya mi embarazo y los personajes no podían sustentar ese estado. Así que me tomé 3 meses de calma y los aproveché para estudiar francés, pasear y comer helados. En la vida casi nada lo elegimos conscientemente, así que lo que venga hay que aceptarlo y sacarle el mejor partido.
¿Tiene planes de continuar escribiendo?, ¿seguirá explorando la maternidad?
De momento estoy volcada en la promoción de este libro y en el cabaret “Madres Imperfectas”, que espero poder traer a Donosti. Está teniendo mucho éxito, la gente se desternilla y sale muy emocionada, es muy bonito todo lo que pasa con el cabaret y el público. No sospeché que tuviera esta acogida y que la gente lo viviera de esta manera. La experiencia está siendo increíble. Con el libro es más difícil medirlo, sólo a través de las ventas o de los comentarios que me hacen en redes. En el teatro es más directo, en el momento. Presencial, que se dice ahora.
¿Qué espera que los lectores se lleven después de leer Una madre imperfecta?
Muchas risas y la sensación de alivio al ver que todo lo que nos pasa es normal, comprensible y humano. Reírse de uno mismo es la mejor terapia que existe, sin duda. Y la obsesión por la perfección nos acartona y no deja un rictus muy desagradable.




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