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Piden «alternativas» para los 111 okupas del edificio Agustinos de Martutene que serán desalojados el jueves

Las plataformas sociales que trabajan con el colectivo han convocado una manifestación en contra de la medida

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Rueda de prensa en el edificio Agustinos de Martutene. Fotos: Santiago Farizano

El 4 de diciembre será desalojado definitivamente el edificio Agustinos de Martutene y se preguntan, las organizaciones sociales, a dónde van a dirigir sus pasos los 111 ocupantes del inmueble. Esta mañana varios de los habitantes del enclave han acudido a la rueda de prensa de las entidades que los apoyan y que reclaman soluciones. Y han anunciado una manifestación el mismo día 4 a las 19 horas.

Hay cuatro mujeres en el colectivo que rompen la estadística, pero el resto de los afectados son hombres de entre 20 y 40 años provenientes de distintos países de África que vienen de «pasar hambre», como ha explicado uno de ellos, insistiendo en la necesidad de contar con un alojamiento «ahora cuando llega el invierno».

En julio de 2024 se hizo público que el edificio de Agustinos, ‘cerrado’ durante más de 20 años, recuperará su función educativa tras haber sido comprado por parte de Ortzadar. En los últimos meses han sido constantes los desalojos, las operaciones policiales y algún que otro incendio relacionados con este inmueble. Desde las organizaciones sociales consideran que los medios y los políticos han puesto a la antigua escuela como ejemplo de inseguridad.

Siempre en contacto con los residentes, los colectivos sociales han señalado hoy «la gravedad de la situación» y han exigido que se ofrezca una alternativa habitacional a todas las personas afectadas. Y han insistido en que «el grado de deshumanización que sufren las personas magrebíes en Donostia es un terrible indicativo del aumento de las ideas reaccionarias».

También han denunciado que cuando estas personas se sumen a los ‘sin techo’ de San Sebastián, que según las plataformas alcanzan ya el medio millar, solo podrán dormir en albergues de las instituciones cinco noches cada tres meses. «Y esto mientras tenemos La Sirena cerrado», han añadido.

En la rueda de prensa de esta mañana estaban presentes Donostiako Harrera Sarea, Martuteneko Harrera Taldea, Kaleko Afari Solidarioak, Amara Berri Ehuntzen, Donostiako Etxebizitza Sindikatu Sozialista, Saretze Etxebizitza Sindikatua, Herripe Auzo Elkartea y Guztizontzako Egia Auzotar Sarea. Más información sobre el tema, aquí.


8 respuestas a «Piden «alternativas» para los 111 okupas del edificio Agustinos de Martutene que serán desalojados el jueves»

  1. Jzm

    Las estadísticas ya son demoledoras los datos de delincuencia en Euskadi y Cataluña ya se han publicado y aproximadamente la población inmigrantes representa un 15% este grupo comete cerca del 50% de los delitos, y filtrado por origen, marroquíes y argelinos encabeza la lista, datos puros y duros y quien no lo quiera ver u oír que se tape

  2. X.S.

    Con el desalojo del instituto de Martutene, muchos vecinos tememos que ciertos perfiles conflictivos acaben recalando en la okupada fábrica de Zardoya Otis, donde ya se arrastran problemas de convivencia/inseguridad/robos y peleas desde hace tiempo. Las autoridades deberían vigilarlo de cerca. Quien quiera trabajar y comportarse con normalidad, perfecto; pero a quien se dedique a generar inseguridad, delinquir y a tocar los huevos, tolerancia cero y aplicación estricta de la ley.

  3. JJ

    me gustaría saber cuántos de esos okupas se han llevado a sus casas los que han estado en la manifestación esa. Así demostraría sus solidaridad, no con el dinero de otros…..

  4. Rebeka Sastiago

    El destino más adecuado está claro: de vuelta a sus países de origen, donde su gran país les acogerá y dará sustento y cobijo

  5. Xabi

    El nombre que cada uno quiera darle a las personas que se meten en un inmueble sin título de propiedad o contrato de alquiler en vigor es a mi parecer irrelevante. Lo importante es decidir qué se hace con esa gente porque imagino que hasta el que más simpatice con ellos estará de acuerdo en que no se les puede mantener a costa del erario público sine die. Porque si es eso lo que se propugna por parte de quienes protestan haria falta construir una ciudad nueva para acoger a todos los que se van a apuntar a la fiesta

  6. Enara

    El antiguo convento abandonado de Martutene llevaba años vacío, deteriorándose sin un uso claro. En ese contexto, 111 personas decidieron ocuparlo. La situación, que al principio algunos interpretaron como una respuesta desesperada a la falta de vivienda, ha terminado convirtiéndose en un foco de conflicto para el barrio. Ahora, tras la venta del edificio, estas personas serán desalojadas. Y aunque nadie desea agravar la vulnerabilidad de nadie, es evidente que no podemos mirar hacia otro lado.

    La realidad es incómoda, pero necesaria de reconocer: desde que el edificio fue ocupado, la zona ha registrado un aumento de problemas de convivencia. Peleas, agresiones, robos y consumo de drogas han generado una sensación permanente de inseguridad. Muchos de los ocupantes acumulan antecedentes policiales, algo que no se puede obviar. Ser un colectivo marginado no convierte a nadie en delincuente, pero tampoco puede servir como excusa para ignorar comportamientos que afectan a todo un barrio.

    En Donostia hay demasiadas personas que trabajan sin descanso, que no pueden acceder a un alquiler, que no reciben ayudas, que viven al límite y que aun así respetan la ley. El debate, por tanto, no va de señalar a nadie por su origen ni de alimentar discursos simplistas. Va de derechos, sí, pero también de deberes. Y a menudo nos acordamos mucho de los primeros y poco de los segundos.

    Ocupar un edificio en ruinas, sin condiciones mínimas de salubridad y convirtiéndolo además en un punto de conflicto, no puede considerarse una solución. Ni para el barrio ni para quienes viven allí dentro. El riesgo es real: la estructura está deteriorada, no hay seguridad, y el día menos pensado puede ocurrir una desgracia. La intervención no solo es comprensible; es necesaria.

    Hablar de seguridad, de tranquilidad y de dignidad no es racismo, ni reacción, ni intolerancia. Es simplemente reconocer que una situación insostenible no mejora con parches. Necesita soluciones reales, responsables y respetuosas para todos.

  7. Josean arrieta

    Es una vergüenza q las comillas de vuestro titular en esta notica vayan sobre la palabra “alternativa” y no sobre la palabra “okupa”. Porque no son okupas, son migrantes a los que damos la espalda; y si tienen un plato caliente q llevarse a la boca es gracias a la solidaridad de los vecinos mientras las instituciones los ponen en el punto de la Diana mezclando inmigración y delincuencia. A ver si nos enteramos el origen de la delincuencia no es la nacionalidad sino la marginalidad( y aquí tienen mucho q hacer las instituciones)

    1. Sebastian Alkorta

      A ver si te enteras tu que no son migrantes sino inmigrantes, y la mayoría son delincuentes

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