Sandaili. El susurro celta

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Despacito, cada gota de agua, cae lentamente desde la mágica estalactita, hasta llegar a la pila de piedra que las recoge, en la entrada de la cueva, siguiendo un compás misterioso e inmutable desde lo más profundo de los tiempos, ajenas todas ellas, a los vaivenes del mundo que se abre ahí fuera. Ninguna de aquellas gotas parece extraña, al arcaico ritmo, el mismo seguido por otras miles, millones de gotas que desde lo más profundo de los tiempos, han ido dando forma pausadamente, al misterio, a la leyenda. La bañera de piedra, permanece, allí, al abrigo de la caverna, recogiendo el agua de la estalactita, el agua ritual, mágica, a la espera de cumplir su función, a la espera de que alguien se acerque a ella para renovar el viejo rito de la fertilidad, como ha ocurrido desde tiempos inmemoriales.

Orkatzategi

Pero ubiquémonos, despacio, siguiendo el compás pausado de la montaña, saboreemos como se merece cada rincón de estos parajes, de estos ritos. Nos encontramos bajo los impresionantes farallones del pico Orkatzategi, en la sierra de Zaraia, al abrigo de la sierra de Aloña. En este paraje tallado a pico por los tiempos, se esconde una bella cavidad, que guarda uno de los cultos más antiguos y originales de la vieja cultura de los vascos, San Elías de Araotz.

El propio nombre de Araotz trae a nuestra mente pasajes históricos vinculados a don Lope de Aguirre, al cura carlista Santa Cruz, antiguas leyendas, viejos ritos de la vieja tierra de los vascos. Solo nos queda, sucumbir a estas historias y lanzarnos en los brazos de la vieja tradición y salir a descubrir estos parajes únicos.

Ermita de San Elias

Nuestra ruta parte del parking de la visitable y adaptada cueva de Arrikrutz, al que nos acerca una carretera que buscando el barrio de Araotz, se desvía desde el vial que asciende al Santuario de Arantzazu desde la localidad de Oñati. Descendemos caminando un tramo por asfalto hacia el barranco de Jaturabe, una marcada curva gira hacia la izquierda, y continuamos unos 200 metros para topar con un desvío señalizado que se mete de lleno en las paredes de la escuela de escalada de Araotz, una referencia mundial por la dificultad técnica de sus rutas. Es fácil ver escaladores jugando con el vacío, realizando auténticas acrobacias sobre sus pies de gato. Una pequeña subida nos lleva hasta la ermita y gruta de San Elías de Araotz.

La mágica cueva de Sandaili, se agazapa en el barranco de Jaturabe, y esconde celosamente una antiquísima historia cargada de ritos, y creencias que hunden sus raíces en lo más profundo de los tiempos. La presencia de la ermita de San Elías, en el interior de la caverna, nos habla de la cristianización de un lugar sagrado, donde se adoraría a alguna divinidad local, por parte de los antiguos habitantes de estas regiones. Curiosamente un religioso, Martín Mendizábal, estudió este tema, concluyendo, que el nombre de Sandaili, no estaría relacionado con el nombre de San Elías, sino con el de Santa Ylia, que pudiera, según el autor, cristianizar una antigua divinidad de nombre Yvulia. El autor considera que el ritual de fertilidad vinculado a la cueva es de origen celta, no debemos olvidar que estas tierras estuvieron habitadas por los Várdulos, etnia con profundas vinculaciones célticas. En el fondo de la cueva se encontraron restos, tanto humanos como de cerámica, que pudieron ser testigos de los viejos rituales que se celebraban en este paraje

Pileta ritual

La diosa Ivulia, se trataría de una diosa indígena local, cuyo culto nos lleva a la época anterior a Roma. Sería una diosa vinculada al culto a las aguas, precisamente el que se da en Sandaili, en la pileta que está en la cueva, curiosamente cerca del río Deba, vinculado a la diosa celta de las aguas, Deva, al igual que el río homónimo asturiano. Ivulia, aparece mencionada, en una inscripción hallada en Forua, Bizkaia, antiguo territorio caristio.

Pileta ritual

Aún hoy podemos trocar con nuestros dedos la pileta ritual, junto a las escaleras de acceso a la caverna, sobre la que cae el agua de la estalactita, y a la que las mujeres acudían para realizar un viejísimo ritual de fertilidad. Metían en la pila, tantos dedos de la mano como hijos querían tener, también se sumergían hasta la cintura en un rito llamado “berau”, es decir ablandarse, según recogió don José Miguel de Barandiarán.

El lugar emana una magia que solo estos sitos llenos de energía son capaces de emanar, algo inexplicable te atrapa en sus paredes acariciadas por el agua, es la magia de la vieja cultura.

Ojo de Aitzulo

Podríamos regresar de nuevo al parking, pero merece la pena dejarse seducir por los muchos secretos que nos tiene reservados esta preciosa montaña. Retornamos a la carretera, para volver a dirigirnos hacia el parking por el asfalto, pronto vemos un desvío hacia nuestra izquierda, por el que un sendero balizado con marcas amarillas y blancas nos lleva a un cruce. Optamos por el sendero que sube hacia la izquierda, vamos ganado altura introduciéndonos en un pinar, hasta otro desvío en que igualmente tomamos el sendero de la izquierda. Pero casi de inmediato tomamos otro desvío a la derecha, el sendero asciende, ya sin miramientos hasta la parte alta de la brecha de Aitzulo. Tras alcanzar la zona superior, un breve descenso nos lleva al espectacular ojo de Aitzulo. Uno de los parajes más espectaculares de nuestras montañas, se abre en este rinconcito, asomado al abismo, una brecha en la montaña da acceso directo al barranco, un lugar impresionante, sobrecogedor. Tras saborear esta obra de arte de la naturaleza, retornamos a la parte superior, para enlazar con las marcas amarillas y blancas que nos guiaran en la dirección del pico Orkatzategi. Primero caminamos pausadamente entre el bosque para salir a una zona de praderas, por las que dejar que el viento nos acaricie dulcemente. Posteriormente, en estos rasos debemos dirigirnos en dirección NW., para alcanzar una pequeña laguna artificial, llamada balsa de Aitzgain, desde la que una senda nos asciende entre rocas, directos a la cumbre de 869 metros de altura, de Orkatzategi.

Las vistas son sublimes, el mágico Anboto nos recibe magnético, Udalatx, Aloña el embalse de Urkullu,…., un maremagno de cumbres y valles increíbles.

Retornamos a la pequeña laguna, y localizamos un sendero que, en dirección N., nos lleva a una tubería. Junto a ella un camino, comienza un fuerte y marcado descenso. Lo seguimos hasta topar con una pista que seguimos en dirección derecha, tras pasar una puerta metálica. Entramos en un bonito hayedo trasmocho, para llegar al núcleo de Urruxola donde vuelven a aparecer unas marcas amarillas y blancas que seguimos. Tomamos una senda con escaleras, hasta el caserío Barrenetxe, punto en el que buscamos el canal de agua en dirección S. Seguimos las balizas amarillas y blancas, caminando junto al canal hasta topar con un puente que cruzamos para acceder a la central de Jaturabe y volver al parking de inicio.

Paredes de Araotz

El entorno magnético de San Elías de Araotz, nos acompaña, nos regala su esencia, nos regala su magia, nos regala el haber sido participes de una historia, de una leyenda, de un ritual que se pierde en lo más profundo de los tiempos, y la posibilidad de haberlo caminado pausadamente.

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