Con atuendos que hace muy poco tiempo nos hubieran llamado la atención, equipos de operarias limpian los autobuses en el Boulevard con soltura y eficacia antes de que los viajeros suban de nuevo. Ya no llaman la atención en absoluto, igual que tampoco lo hacen los viajeros que suben con mascarilla y guantes. Son los tiempos del coronavirus. Y el transporte público está bajo sospecha. En la imagen la línea 28 de Dbus.
Marti Buckley escribe la ‘biblia pop’ de los pintxos donostiarras
La periodista de Alabama, residente en San Sebastián, publica el colorista The Book of Pintxos y ya es uno de...
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