Nunca se le había sacado tanto brillo al mobiliario urbano. Nunca se había visto limpiar con tanto ahínco en Donostia. Esta mañana dejaban impoluto el acceso al parking de la plaza Cataluña y no es cuestión de imagen. De un tiempo a esta parte la palabra ‘higiene’ ha vuelto a sonar asociada a la salud en un binomio que creíamos completamente pegado a nuestra piel desde hace siglos. No es así. Los limpiadores limpian y lo hacen protegidos de la suciedad ilustrando perfectamente el temor social generado por el coronavirus. Contra la enfermedad, limpieza y más limpieza. Personal y de todo aquello que tocamos. Es nuestra principal arma. Y merecen un doble agradecimiento quienes limpian allá por donde pasamos.
Absuelven a los dos empresarios acusados de un vertido de cianuro al río Deba en Bergara
La Diputación foral de Gipuzkoa, que ejercía la acusación particular, reclamaba un año de prisión para cada uno
Seguir leyendo