Medio centenar de embarcaciones de recreo de la asociación Arrain Denok de clubes náuticos de Gipuzkoa saldrán a la mar este sábado con una misión especial: marcar bonitos del norte y atunes para colaborar en un proyecto científico sobre migraciones y costumbres de estas especies, liderado por AZTI – Centro de Investigación Marina y Alimentaria.
La iniciativa se enmarca en una campaña que ya el pasado fin de semana logró marcar más de 30 ejemplares, que fueron devueltos al mar sin sufrir daño alguno. A cada pez se le colocó un diminuto identificador tipo “espagueti” en la aleta dorsal, y en algunos casos, un chip para su seguimiento satelital.
“Con esta tarea racionalizamos la práctica de la pesca marina y colaboramos en la conservación de las especies”, destaca José Luis Bodón, presidente de Arrain Denok. “La labor de nuestros arrantzales profesionales es magnífica y contribuye a la sostenibilidad del medio marino”.
Los datos recogidos por los pescadores recreativos y profesionales se remiten a AZTI, que analiza la evolución de las especies y promueve su conservación. Según el experto en gestión pesquera Iñigo Onandia, el marcaje de túnidos “permite obtener datos esenciales sobre migración, crecimiento y ecología de especies clave como bonitos, atunes o marrajos”.
El viceconsejero de Pesca del Gobierno Vasco, Leandro Azkue, subraya que este conocimiento “mejora la gestión de las poblaciones marinas y contribuye a la sostenibilidad del sector, con los pescadores como aliados fundamentales”.
20 años marcando túnidos
Desde 2001 AZTI desarrolla campañas de marcaje con dos sistemas: el convencional, con marcas tipo espagueti, y el electrónico, que incorpora sensores para medir profundidad, temperatura y luz, facilitando una geolocalización aproximada.
Estos estudios han permitido importantes descubrimientos, como la fidelidad del atún patudo al Golfo de Bizkaia. En 2024 se recapturaron dos ejemplares marcados un año antes, confirmando que esta especie —al igual que el bonito del norte y el atún rojo— regresa cada verano a estas aguas atraída por la abundancia de presas como la anchoa.
Un caso llamativo se registró en 2022, cuando un barco francés capturó al sur de Irlanda un bonito marcado dos años antes en aguas vizcaínas. Gracias a su dispositivo electrónico, los científicos pudieron reconstruir por primera vez la ruta migratoria de un bonito juvenil durante dos años seguidos.
La campaña de este fin de semana refuerza la colaboración entre pescadores, científicos y administraciones para garantizar que la pesca recreativa y profesional vayan de la mano con la conservación marina



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