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Reconocimiento

Carmen Castillo: «El exilio me regaló el cine»

La cineasta chilena recibe hoy, muy agradecida, el Premio del Festival de Cine y Derechos Humanos 2023

La cineasta chilena Carmen Castillo Echeverría hoy en Donostia con Eneko Goia. Foto: DonostiTik

La cineasta Carmen Castillo Echeverría (Santiago de Chile, 1945), expulsada de su país en octubre de 1974 por el régimen de Pinochet, recibirá hoy en Donostia el Premio del Festival de Cine y Derechos Humanos. Precisamente el año en que se cumplen 50 años del golpe de estado en Chile.

Después de errar por el mundo en busca de ayudas para la resistencia chilena se instaló en París en 1976, donde sigue radicada. «Francia me ofreció la nacionalidad que me habían retirado en Chile. Fue un regalo», ha recordado la creadora. 

«El cine en mi vida es un regalo del exilio», ha dicho con convicción. «Cuando María Zambrano regresó a España dijo: ‘Nadie podrá quitarme esos 40 años de exilio’. Y yo he sentido eso. No le deseo a nadie ese desgarro. Pero la máquina de matar es imperfecta, pro eso estamos aquí. Sobreviví. Y el exilio me regaló el cine». 

También ha narrado que gracias al gesto valiente de un vecino salvó su vida y cuando conoció ese hecho, muchos años después del suceso, reconoció los gestos valientes y buenos que también habían existido en plena destrucción.

De ese sentimiento nació su obra ‘Calle Santa Fe’, una película coral en cual la narradora dialoga con los héroes de la resistencia, «los sobrevivientes». La película fue presentada en Cannes y también en el Festival Internacional de San Sebastián y volverá a verse en San Sebastián esta tarde en el marco del Festival de Cine y Derechos Humanos.

Castillo, que se ha mostrado muy satisfecha de que sea ésta la película elegida por el festival, cuenta con otros títulos muy relevantes de películas siempre «subjetivas» como ella misma dice: ‘El país de mi padre’, ‘On est vivants’, etc. 

Memoria y cine

La creadora, que no venía del cine, ya que de formación es historiadora, llegó a este mundo de la mano del documental ‘La flaca Alejandra’ (1994), otra historia real que la obsesionó en su momento.

«Cuando hablé con esta mujer, que sabía exactamente qué había ocurrido con personas torturadas y desaparecidas, vi que yo no podía narrar tanto con mi escritura como ella misma con sus gestos. El cine me pareció que despertaba a la vez emoción y permitía reflexionar», ha manifestado la cineasta». Y ha añadido: «Todas mis películas tienen esa precaución de no tratar de archivar el pasado, sino de reactivar la memoria desde el presente».

Respecto a la memoria, también, ha destacado que a día de hoy no se quiere hablar de Salvador Allende en Chile. «Y si no se trabaja la historia, la maldición en Chile (en referencia al golpe de estado de Pinochet) prevalecerá. Si estudiáramos a Allende como hombre político tendríamos mucho que aprender«, ha considerado. 

Castillo ha lamentado que sus películas se ven poco en su país «porque la televisión no las pasa y las salas de cine están en manos de monopolios internacionales». Si bien observa también que hay un surgimiento de salas independientes. En Okendo Kultur Etxea hay una exposición sobre la autora


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