Comerciantes donostiarras de la Parte Vieja comenzaron ya ayer domingo a dirigirse al Ayuntamiento de San Sebastián para que fueran borradas las pintadas en contra del turismo que nada más acabar las fiestas de la ciudad aparecieron «como setas» en distintas calles del barrio más disfrutado y recorrido por los visitantes. Su petición fue atendida. Hoy para la hora de la apertura ya habían sido retiradas.
La misma semana en que se ha hablado de colas de dos horas para degustar pintxos (en ese mismo barrio), y en el verano en que se han recuperado las cifras hosteleras de 2019, el debate sobre la gestión turística se enquista en la calle. Y se acrecienta con muestras como ésta.
A pocos interesados les ha pasado inadvertido que Donostia haya figurado junto a otras ciudades vinculadas a los ‘tours’ en el reportaje de un medio nacional que dejaba constancia de las consecuencias para los ciudadanos locales de las visitas masivas a las ciudades.
Reportaje en El País sobre la incompatibilidad entre turístificación y calidad de vida de las y los vecinos en varias ciudades. Recogen el testimonio de @P_ZaharreanBizi.
Por responsabilidad, solidaridad y un futuro mejor, es urgente tomar el rumbo del #DecrecimientoTurístico. pic.twitter.com/EcpOYvwO0M
— BiziLagunEkin (@BiziLagunEkin) August 20, 2023
Yo soy el primero que sufre y denuncia desde hace años las consecuencias del turismo masivo en la ciudad, porque en Donostia hemos pasado del ser visitados al sentirnos invadidos. Pero, en mi opinión, este tipo de protesta, las pintadas, va en la dirección equivocada señalando a los turistas. Donde hay que apuntar es a los responsables municipales que se han afanado durante años en atraer a cualquier precio turismo a la ciudad: mediante campañas de marketing (¿qué otro fin tuvo la capitalidad cultural europea sino el de poner a Donostia en el foco internacional o la inclusión?), creando organismos específicos para fomentarlo, los centenares de licencias para nuevos hoteles (a costa, muchas veces, de destruir el patrimonio histórico) y viviendas turísticas, etc., etc. Si se hacen pintadas, que el lema sea contra las políticas municipales de turistificación y no contra las personas a las que el ayuntamiento ha logrado captar con sus campañas, que, además, pagamos los ciudadanos para ser expulsados de nuestro propio entorno (ni me acuerdo de la última vez que fui a la Parte Vieja a tomar un pote).