Cuatro mediometrajes en euskera rodados entre 1985 y 1986 —cuando el cine en esta lengua apenas tenía espacio— están siendo restaurados con mimo gracias al impulso del Gobierno Vasco, la Filmoteca Vasca y EITB. Las películas, que supusieron una apuesta pionera por el audiovisual en euskera, regresarán a la gran pantalla el próximo mes de septiembre dentro de la sección Klasikoak del Zinemaldia, y sus propios directores las vivirán como un auténtico reestreno. «Es un acto de justicia«, afirmó este lunes el director del Festival de San Sebastián, José Luis Rebordinos.
Se trata de Hamaseigarrenean aidanez de Anjel Lertxundi; Ehun metro de Alfonso Ungría; Zergatik panpox de Xabier Elorriaga y Oraingoz izen gabe de José Julián Bakedano.
Las tres primeras fueron producidas por Irati Filmak en 1985, y supusieron el primer proyecto íntegramente financiado por el Gobierno Vasco para impulsar el cine en euskera. La cuarta, dirigida y producida por Bakedano un año más tarde, contó con guion de Bernardo Atxaga a partir de un cuento de Jorge Luis Borges, y se estrenó en la sección Zabaltegi del Zinemaldia de 1987.
Los trabajos de restauración se están llevando a cabo en los prestigiosos laboratorios L’Immagine Ritrovata de Bolonia a partir de los negativos originales en 35 mm conservados en la Filmoteca Española y la Filmoteca Vasca. En julio, los cuatro directores viajarán a Italia para supervisar el proceso. Las tareas técnicas incluyen limpieza fotoquímica, digitalización, corrección de color y sonido, todo con el objetivo de mantener la autenticidad de las obras originales. El proyecto cuenta con un presupuesto de 80.000 euros.
La presentación de la iniciativa tuvo lugar este lunes en Tabakalera, con la participación de Ibone Bengoetxea, vicelehendakari primera y consejera de Cultura y Política Lingüística del Gobierno Vasco; Joxean Fernández, director de la Filmoteca Vasca; Vanesa Fernández, directora de Cultura y Euskera de EITB; José Luis Rebordinos, director del Festival de San Sebastián; y los cuatro directores de las películas.
Para Anjel Lertxundi, su mediometraje —basado en su propia novela— fue parte de un impulso cultural más amplio. “Se dieron grandes pasos en literatura, música y teatro. En un momento dado, conseguimos también traer el cine a los ojos del euskera”, recordó. Alfonso Ungría, que adaptó la novela Ehun metro de Ramón Saizarbitoria, subrayó la importancia de esta recuperación y definió la labor de las filmotecas como “la casa madre donde el público puede encontrar cualquier película”.
Xabier Elorriaga, emocionado, habló de su reencuentro con Zergatik panpox como un regreso a un proyecto al que llegó “sin apenas formación como guionista o realizador”. “Las consecuencias de eso —añadió— unas espléndidas, otras regulares y algunas no deseadas, son las que seguro me estarán esperando en Bolonia. Disfrutaré viendo a los intérpretes, oyendo los textos de Urretabizkaia y la música de Pascal Gaigne y Amaia Zubiria, con las localizaciones, el paisaje y la fotografía de Hans Burmann”.
Por su parte, José Julián Bakedano explicó que Oraingoz izen gabe fue el esfuerzo colectivo de un equipo euskaldun que rodó en euskera con sonido directo y un equipo técnico británico. “El resultado fue un éxito”, dijo.
El proceso de restauración quedará además documentado en Itzalak Argitzen, un trabajo audiovisual producido por Berde Produkzioak y dirigido por Koldo Almandoz, que acompañará a los directores tanto en los laboratorios italianos como en los espacios reales y ficticios donde transcurrieron sus películas.
José Luis Rebordinos recordó esta mañana que la situación actual del cine en euskera es muy distinta a la de hace 40 años, y que ahora las películas en esta lengua tienen una presencia habitual en festivales y circuitos. Por eso, concluyó, el Festival ha querido honrar aquella iniciativa pionera programando los cuatro títulos en su sección de clásicos. Porque volver al origen, reconocer a quienes abrieron camino y dar futuro al pasado es, efectivamente, «un acto de justicia».
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