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Infancia en progreso

¿Qué hacemos con los deberes infantiles en verano?

Desde Abatxiki vamos a compartir nuestras recomendaciones, partiendo de que todo depende del niño y sus circunstancias

Las vacaciones, ¿han de usarse para repasar o recuperar contenidos o han de emplearse para descansar y “olvidarse” del colegio? Las opiniones al respecto son muy variadas. Desde Abatxiki vamos a compartir nuestras recomendaciones partiendo de que todo depende del niño y sus circunstancias.

Las vacaciones son para relajarse, es verdad, pero niños con dificultades de aprendizaje, que están en sus primeros años de colegio (primer ciclo de primaria) olvidan con rapidez lo aprendido durante el curso si no invierten un tiempo durante las vacaciones en repasarlo.

En el inicio del proceso de aprendizaje se establecen conexiones neuronales a que al principio son débiles, pero que a fuerza de repetirse (repasar) se hacen más y más fuertes. Por ejemplo entre las letras y su correspondiente sonido. Si la unión es lo suficientemente estable, lo aprendido será prácticamente imposible de olvidar. Ésta es la explicación de que si se anda en bicicleta durante varios años, nunca se olvida.

Los niños que desde la primera clase sin esfuerzo recuerdan y repiten las letras o leen de forma casi fluida han adquirido estas conexiones de forma estable y no necesitarán repasar durante el verano. Pero si el pequeño ha aprendido con dificultad, es del todo conveniente repasar y así evitar que las conexiones neuronales se debiliten y se olvide lo aprendido.

¿Cómo podemos colaborar como padres? Aquí dejamos unos consejos para facilitar la tarea, teniendo siempre en cuenta que los deberes no pueden interferir en los planes de tiempo libre. 

Interesante sería, por ejemplo, llegar a un acuerdo con el niño: leemos antes de dormir 15 minutos, repasamos el abecedario 10 min después de comer, dictamos cinco palabras todos los días después del desayuno… repasamos lunes, miércoles y viernes las sumas, martes y jueves las restas… Las opciones, en fin, son muchísimas. 

Una vez que sabemos como estructurar el tiempo de estudio y se lo explicamos al niño, el siguiente reto es motivarle. Para ello es importante ofrecerles recompensas que refuercen y valoren el esfuerzo. Por ejemplo, dejarles jugar 20 minutos más, comprarles un helado… cada familia sabe lo que a su pequeño le motiva mejor que nadie. Hay niños con los que es interesante recoger este acuerdo por escrito.

Con estos pequeños trucos y disciplina para llevarlos a cabo, estamos seguras de que los más pequeños se motivarán y conseguirán mantener una rutina de repaso y estudio durante buena parte del verano. Más entradas de Infancia en progreso, aquí

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