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Entrevista

Denis Itxaso: «Si hemos conseguido que las familias, en vez de estar en Garbera, estén en Tabakalera, no vamos mal»

¿Cómo han sobrevivido Donostia y toda Gipuzkoa al año de la post Capitalidad Cultural? No ha habido depresión postparto porque

Foto: Santiago Farizano

¿Cómo han sobrevivido Donostia y toda Gipuzkoa al año de la post Capitalidad Cultural?

No ha habido depresión postparto porque la Capitalidad tampoco generó una ola de adhesión masiva. La asistencia a conciertos y museos ha seguido creciendo. Ha quedado el poso de una mayor coordinación entre administraciones, Tabakalera ha ganado su hueco en el territorio y perduran programas vinculados a la convivencia. Una de la mayores aportaciones de la Capitalidad está vinculada a la creatividad en las artes escénicas con ejemplos como ‘El sueño de una noche de verano’. Pronto esperamos presentar un programa que haga justicia a esa aportación. 

Hay demasiadas acciones culturales que no sobreviven al primer año de vida 

La Diputación ha presentado recientemente Kbulegoa para ‘acompañar’ a los creadores. ¿Le falta un empujón al sector privado gipuzkoano?

Le falta información, orientación, ser acompañado para aprovechar las ayudas. Este es un país muy complejo con la cultura muy atomizada: Departamento de Cultura del Gobierno vasco, Departamento de Cultura de la Diputación, concejalías de Cultura en los Ayuntamientos… hay que orientar a los agentes y a los artistas y pasar de la ventanilla fría a una administración empática. Los sectores creativos están inmersos en su actividad y no están pendientes de los tiempos de la Administración. Hay demasiadas acciones culturales que no sobreviven al primer año de vida. 

¿Buscan lo mismo las ayudas al cine?

El cine se ha revelado como una de las grandes industrias creativas de este Territorio, que recientemente ha llevado películas a la gran pantalla, a los festivales, a los Goya… Está fuera de duda que hay un gran talento cinematográfico en Gipuzkoa y se trata de una industria que deja impuestos y puestos de trabajo, genera riqueza y especialmente una imagen de marca. Nos permite exportar una mirada propia. En las películas de aquí, sean en euskara o castellano, se puede ver una mirada netamente gipuzkoana.

Y en ese sentido, ¿qué primeras impresiones le llegan de la Escuela de Cine Elías Querejeta de Tabakalera?

Tenemos un muy buen pálpito. El de esa escuela es un sueño que perseguía desde hace tiempo. Se han implicado el director del Zinemaldia José Luis Rebordinos, Joxean Fernández de la Filmoteca Vasca, la propia directora de Tabakalera Ane Rodríguez… Hemos elegido a un gran director, Carlos Muguiro. Durante la primera o segunda semana de enero presentaremos el espacio físico y el programa. Pero las actividades previas ya han sido un éxito.

Desde que pusimos en marcha el Bono Kultura, los materiales en castellano se agotan enseguida, pero nos devuelven muchos bonos en euskara

De la creatividad vasca, al consumo de productos. Este año los Bonos Kultura bonifican más el material cultural en euskara. ¿Tan necesaria resulta esa discriminación positiva?, ¿manejan cifras? 

Nosotros no tenemos las cifras, pero sí sabemos que desde que pusimos en marcha el Bono Kultura, los materiales en castellano se agotan enseguida, pero nos devuelven muchos bonos en euskara. Por eso hemos hecho más jugosos los bonos en euskara, con más descuento. Es un ecosistema más vulnerable, más débil. 

¿Y usted lee en euskara o castellano?

La prensa en euskara y la literatura en castellano, la verdad. Incluso el último de Kirmen Uribe, ‘La hora de que durmamos juntos’, la he leído en castellano. No me siento orgulloso, es costumbre. El cine lo veo en versión original, y si es en euskara, mejor.

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No se trata de menospreciar lo hecho hasta ahora en el Koldo Mitxelena. Reconozco lo mucho y bueno que se ha programado a lo largo de estos 25 años

Koldo Mitxelena, Palacio Miramar… ¿sobran edificios en Donostia y cuesta darles contenido y rentabilidad?

De la cultura no debemos esperar rentabilidad económica. La tiene en otros campos sociales, cívicos, educativos, morales. Respecto al Palacio Miramar, quiero que sea público y disfrutado por la ciudadanía. Y además la ciudad ya va sobrada de hoteles. Y respecto al Koldo Mitxelena, tiene prevista una reforma estructural muy necesaria cifrada en tres millones y queremos aprovecharla para generar espacios más accesibles y cálidos. Queremos darle un giro en una San Sebastián que ya tiene una red de bibliotecas que no existía hace 25 años, que cuenta con su biblioteca central en Tabakalera, con la de la universidad… En este capítulo aprovecho para dejar claro que no se trata de menospreciar lo hecho hasta ahora en el Koldo Mitxelena como se ha expresado en las redes. Reconozco lo mucho y bueno que se ha programado a lo largo de estos 25 años. 

También se ha escrito mucho sobre Tabakalera. ¿Cómo valora el presente del centro, más allá de que se ha convertido en un lugar de juego para los niños?, ¿considera que ya tiene suficiente contenido?

Si hemos conseguido que las familias, en vez de estar en Garbera, estén en Tabakalera, no vamos mal. Habrá quien crea que las familias con carritos banalizan el lugar, pero no por ello es menos centro cultural. Tabakalera ha encontrado su sitio en la ciudad, pero tiene pendiente ajustar parte de la programación para que se más accesible al conjunto de la ciudadanía. Pueden estar fallando las políticas de mediación. Hay exposiciones que tenemos que explicar mejor. Las proyecciones entre Tabakalera, Filmoteca y Nosferatu funcionan muy bien; la terraza UD-HA también, UBIK es una biblioteca extraordinaria que nos está haciendo pensar mucho sobre el papel del Koldo Mitxelena… pero faltan cosas por ajustar. Es un centro muy nuevo, apenas tiene dos años. 

A mí no me preocupa en exceso que una galería suiza gestione Chillida Leku porque sigue en manos de una familia donostiarra

Ahora que sabemos que Chillida Leku va a ser gestionada por  una galería suiza, tenemos la sensación, algunos gipuzkoanos, de que nos quitan algo propio. ¿Comparte esta sensación?

El patrimonio de Chillida Leku es privado. Siempre fue así. Hubo un intento de llevarlo a manos públicas, pero no fue posible. La aspiración última, sin embargo, siempre ha sido que se reabriera y fuera accesible al gran público. Chillida Leku representa uno de los grandes atractivos de este país y es un recurso de primer orden. A mí no me preocupa en exceso que lo gestione una galería suiza porque sigue en manos de una familia donostiarra. La reapertura es una gran noticia. 

Koldo Mitxelena, Tabakalera, escuela de cine… ¿algún otro reto para el año que viene desde el Departamento de Cultura de la Diputación?

El nuevo Instituto Vasco de Arquitectura Contemporánea que vamos a instalar en Santa Teresa. Será sede permanente para la Bienal de Arquitectura MUGAK. Desde la arquitectura vamos a entender mejor nuestra ciudad y se tratarán temas de actualidad como el medioambiente, la seguridad, el envejecimiento… En el convento habrá charlas, coloquios, ciclos, espacio para asociaciones vinculadas a la arquitectura…

En ‘Luces en la memoria’ se explicará por qué no hubo más implicación por parte de la cultura vasca contra el terrorismo de ETA 

¿Qué puede adelantar de ‘Luces en la memoria’?, ¿la muestra con motivo del primer asesinato de ETA que se celebrará en febrero?, ¿parte esta iniciativa de cierto temor a que la sociedad olvide ese capítulo?

Tenemos una sociedad con inquietud y nervio ético para no olvidar, pero igual que sabemos que la Guerra Civil y el Franquismo no tuvieron justificación, necesitamos hacer esa reflexión sobre ETA. Tuve la oportunidad de ver en Vitoria la exposición de Eduardo Nave, hablé con Fernando Golvano y pensamos que merecía la pena recordar expresamente ese aniversario. Será una muestra pero también un ciclo rico de debates y se pondrá de manifiesto lo difícil que fue en los años del plomo que la cultura se manifestara en contra del terrorismo. Hubo honrosas excepciones y algunas estarán presentes, pero explicaremos por qué no hubo más implicación por parte de la cultura vasca. 

 


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