Eguzki ha vuelto a incidir estos días en que «los límites de la campaña de sensibilización más sobremusculada quedan a la vista cuando uno se topa con imágenes como las de estos escualos, tan impactantes como descorazonadoras» en referencia a la aparición la pasada semana en el puerto de Ondarroa de un buen número de piezas de marrajo sardinero «sin que se supiera quién era el propietario de la mercancía, sin imposibilidad de identificar al dueño ni la procedencia de la materia prima». Y recuerda el colectivo ecologista que esta especie de tiburón está en la lista de especies amenazada y en peligro de extinción.
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