El Archivo del Festival de San Sebastián es un archivo vivo y por ello sorprende. Hace apenas dos días, entre cajas y documentos, apareció la partitura original de la sintonía de la primera edición del certamen, en 1953, cuando el evento se llamaba Semana Cinematográfica de San Sebastián. Ahora sus responsables valoran hacerla sonar de nuevo, más de 70 años después.
Quien ha dado la noticia es Irati Crespo, responsable del archivo, que lleva cinco años deshojando con ahínco y exhaustividad un fondo que durante décadas esperó en los depósitos de Martutene. Hoy ese enorme volumen documental ‘descansa’ en Tabakalera, aunque no en silencio. Y miles de sus documentos comienzan a ver la luz gracias al proyecto Artxiboa.
Esta labor la han comandado dos aliados clave del festival: Elías Querejeta Zine Eskola (EQZE) y Loterías y Apuestas del Estado. Su presidente, Jesús Huerta, visitó hoy Donostia para conocer de primera mano algunas de las joyas documentales que ha rescatado el archivo, acompañado por Irati Crespo y el director del festival, José Luis Rebordinos.
Entre esas joyas, Crespo mostró la carta que Luis Buñuel escribió en 1960 excusando su ausencia tras haber sido invitado a acudir pese a su exilio. No pisaría el festival hasta 1977 y en otro espacio del archivo una fotografía lo confirma: un saludo amistoso con Carlos Saura.
También se han mostrado los telegramas de 1975, enviados por críticos y cineastas internacionales en protesta contra los juicios sumarísimos del franquismo. Documentos que no solo registran un festival, sino que son testigo directo de la historia política y cultural de un país.
Gracias al archivo también se ha podido identificar la imagen de la primera mujer que participó con una película en el Festival: la soviética Yuliya Solntseva, que en 1965 presentó El Desna encantado.
El archivo general está formado por más de 100.000 documentos guardados en 900 cajas fabricadas en Alemania, diseñadas para ralentizar el deterioro del papel. Contiene además más de 55.000 fotografías en positivo, desde 1953 hasta 2008, cuando el festival pasó al sistema digital. De ellas unas 20.000 ya están catalogadas.
Y aún quedan huecos por llenar. En la sección de carteles hay años sin representación visual, sobre todo de las décadas de los 50 y 60. No hace mucho el festival recuperó uno en Reino Unido, y lanza ahora un llamamiento público para encontrar los que faltan.
Entre los carteles que hoy se han mostrado destaca el que Iván Zulueta diseñó para la edición de 1978. Un año antes, el autor fue el pintor Ruiz Balerdi. Son pequeñas joyas que, como tantas otras piezas del archivo, abren caminos, como ha explicado Irati Crespo. Caminos al pasado, sí, pero también al presente y a la memoria viva de un festival que no deja de contarse a sí mismo.



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