Un estudio de CIC biomaGUNE y del Instituto de Investigación Sanitaria Biogipuzkoa ha observado que el consumo prolongado de aspartamo puede provocar alteraciones en el corazón y el cerebro, pese a reducir la acumulación de grasa corporal. Los resultados, obtenidos en ratones, apuntan a la necesidad de revisar las actuales recomendaciones de consumo de este edulcorante artificial.
El aspartamo, ampliamente utilizado en bebidas light, dulces y otros productos, tiene un poder edulcorante muy superior al del azúcar y un bajo aporte calórico. Aunque se ha empleado como alternativa para controlar el peso, en los últimos años han surgido dudas sobre sus posibles efectos a largo plazo en el organismo.
La investigación, liderada por Irati Aiestaran Zelaia y dirigida por los profesores Jesús Ruiz Cabello (CIC biomaGUNE) e Ian J. Holt (IIS Biogipuzkoa), analizó durante un año los efectos del consumo de aspartamo en ratones expuestos a una dosis equivalente en humanos a 7 miligramos por kilo de peso corporal al día, muy por debajo del máximo recomendado por organismos como la OMS, la EMA o la FDA.
Los resultados muestran una reducción de los depósitos de grasa de alrededor del 20 %, acompañada de una leve hipertrofia cardíaca y de un descenso del rendimiento cognitivo. “El edulcorante favorece la pérdida de grasa, pero con cambios fisiopatológicos en el corazón y, posiblemente, en el cerebro”, señalan los investigadores.
El estudio se apoya en una amplia batería de pruebas de imagen y evaluaciones fisiológicas y cognitivas, y se enmarca en una línea de investigación centrada en analizar cómo la modulación de los nutrientes afecta a la función de los órganos en condiciones de salud y enfermedad.
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