Sin cita previa pero con muchas medidas de seguridad, aforos restringidos, marcas en el suelo midiendo las distancias… sin pocas certezas pero con muchas ganas y fuerza: «El comercio está preparado de sobra para recibir a sus clientes con garantías», aseguraba esta mañana Estibaliz Tello desde su zapatería en la calle Fuenterrabía.
Aunque todo es nuevo, el sector se ha lanzado a abrir las puertas en una nueva fase de la desescalada en que luchará por recuperar el lugar que le ha sido arrebatado a lo largo de casi dos meses.
«La reapertura va a ser complicada porque las restricciones de las franjas horarias nos hacen daño. Además parece que el tiempo no va a ayudar», comentaba Tello, quien afirma que el sector se ha volcado en lograr que las garantías sean máximas para los clientes.
Unos clientes que hoy hacían su aparición con cuentagotas en las tiendas de Donostia. Muy inmersos, según decían algunos, en los cambios normativos que acaban de tener lugar «y despistan mucho».
Otra comerciante, en esta ocasión de la Parte Vieja, Ainara Ibáñez, contaba que el cierre temporal ha motivado que crezca la venta on-line en su negocio, Konpota, y ahora, con el retorno, ha decidido dedicar uno de los dos locales que tiene exclusivamente para esta opción, el de la calle Mayor. Dejará como está la tienda de la calle San Jerónimo, que es más veterana.
Ibáñez, que ha iniciado la jornada con una reunión con las trabajadoras, reabre con esperanza pero también con mucha incertidumbre. Algo que se puede decir sin excepción de todo el sector comercial gipuzkoano que se acaba de asomar a esta nueva etapa.
«Las exigencias sanitarias son importantes. Si alguien se prueba una prenda, ésta debe estar luego en cuarentena en un probador que hemos habilitado sólo para eso. Y pasado ese tiempo hay que plancharla al vapor, algo que podemos hacer aquí mismo en la tienda», explicó la comerciante.
La misma incertidumbre y también la misma ilusión se vivía hoy en las primeras librerías que han abierto por fin sin necesidad de cita previa.
En Librería Donosti, de la plaza de Bilbao, también llevan mascarillas, como es menester, y preparaban los mostradores a la espera de los primeros clientes.
Cabe recordar que el sector está muy golpeado: cerca del 90% de las librerías vascas sufre en este momento un ERTE.
«Estamos con ilusión, a ver cómo reacciona el público», expresaron los libreros.
Ilusión hay mucha. A ver si hay algo de suerte.
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