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Locales con solera

El jazz salta del Altxerri al Club Cantábrico de la avenida de la Libertad

La exclusiva y clásica entidad del centro acogerá un club mensual de jazz y sus promotores confían en reactivar la escena local

“La filosofía de los eventos que queremos organizar es la de los conciertos de jazz clásico, utilizar el espacio para generar un ambiente musical e intentar emplear la mínima amplificación posible para potenciar el control de los propios músicos. Queremos ofrecer a cualquier persona que nos proponga un concierto o actuación siguiendo estas directrices”. El diseñador gráfico y director de arte Diego Ibáñez, de 31 años, desgrana algunas de las claves de una serie de conciertos que tendrán lugar en el Club Cantábrico de la avenida de la Libertad a partir de este lunes 18 de marzo.

Englobadas bajo la etiqueta del club mensual Jazz night, estas actuaciones ocupan el vacío que se ha creado en la escena local después del cierre del Altxerri a finales de 2023. Es una loable misión que Ibáñez, socio del histórico club social, ejerce junto a su amigo y también aficionado al jazz Asier Leoz. Ambos eran asiduos al desaparecido local de la calle Reina Regente. Acudían todas las semanas. Y, como muchos otros habituales, tras la noticia se quedaron un tanto desorientados, sin saber muy bien qué hacer.

Con el Altxerri se ha perdido todo lo que tiene que ver con el jazz de verdad”, lamenta Ibáñez. “No hay jazz sin un lugar que provoque las sensaciones de un club de jazz, por eso queremos organizar estos conciertos para intentar volver a crear un espacio con esa alma, a pesar de nuestras limitaciones”, añade. Esta primera cita del Jazz night club arrancará el lunes, a las 20:00 horas, con una formación de músicos locales compuesta por Ekain Alzola (contrabajo), Nicolás Alvear (guitarra), Eneko Diéguez (saxo alto) y Eneko Arbea (batería).

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Diego Ibáñez, en una de las salas del espacio de la Avenida. Foto: Santiago Farizano.

Las entradas, con consumición incluida, ya se pueden adquirir en el propio club, de 11 a 22 horas, a un precio de 10 euros para los socios y 12 euros para el resto. El aforo está limitado a 60 personas. ¿Está el Club Cantábrico técnicamente habilitado para acoger música en directo? “Ya se han hecho anteriormente conciertos de músicos de la talla del trompetista Jorge Vistel, por ejemplo. El espacio cuenta con buena acústica, pero solo hay un piano y poco más. Es uno de los hándicaps, por lo que nos vemos un poco ajustados con idea de ir mejorando”, explica Ibáñez.

Llama la atención la elección de un espacio tan clásico y con fama de hermético como el Club Cantábrico, fundado, en primera instancia, en la céntrica calle Andia en 1891. En sus orígenes, y según se puede leer en su página web oficial, reunía entre sus socios a “personalidades notables” de la sociedad donostiarra con el objetivo de “procurarse distracciones y recreos” que no estuvieran “vedados por el decoro, siendo completamente ajena su conducta a todo acto de carácter o tendencia política o religiosa”.

Más de 130 años después sigue manteniendo un sabor clásico, exclusivo y elegante, como si el tiempo no hubiera pasado y la entidad perteneciera a otra época muy lejana. Algunas normas y el funcionamiento interno pueden parecer un tanto antiguos y opacos de puertas hacia fuera. Los socios siguen siendo solo hombres, aunque la entrada a los eventos “para nada está vetada a las mujeres” tal como quedó patente, por ejemplo, en el espectáculo musical Viva Italia! del pasado seis de marzo con la actuación de un elenco de músicos que homenajearon la canción popular italiana de los años 50 y 60. La actuación está registrada en vídeo en su canal de Youtube.

El Club Cantábrico, fiel a su compromiso con la cultura desde sus inicios, suele organizar charlas literarias, galas de Navidad, pequeñas obras de teatro, presentaciones de libros… Los eventos están dirigidos a los socios y sus allegados, pero en esta ocasión, con el club de jazz mensual, sus promotores pretenden abrir el abanico a tantas personas como sea posible. “Yo soy socio por mi padre”, relata Diego Ibáñez, “y siempre le había visto mucho potencial al espacio, solamente hay que organizarlo y comunicarlo bien”, dice.

Para empezar, han creado una cuenta de Instagram propia, @club.cantabrico.jazz, y están en conversaciones con Hilario Rodríguez, músico de jazz y antiguo organizador de las jam session del Altxerri, así como con los estudiantes de Musikene. Ambos, Ibáñez y Leoz, están abiertos a propuestas y sugerencias. Pretenden tejer alianzas y forjar vínculos con la escena local a través de la acción colectiva. Y en un futuro próximo esperan ofrecer entradas a través de una ticketera online. Es un comienzo, un primer peldaño que se sube en la reconstrucción del jazz donostiarra.

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El interior clásico y elegante del Club Cantábrico. Foto: Santiago Farizano.

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