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Cultura

«El Réquiem en el Kursaal, escenificado, no dejará a nadie indiferente»

Entrevista con la donostiarra Lucía Gómez, que ensaya estos días la obra de Mozart para su actuación como solista con Opus Lirica

Lucía Gómez, mezzosoprano que cantará el Réquiem de Mozart con Opus Lirica en el Kursaal. Fotos: Santiago Farizano

La donostiarra Lucía Gómez ensaya estos días la partitura de mezzosoprano para el Réquiem de Mozart que Opus Lirica pondrá en escena en el Kursaal los días 1 y 2 de mayo. Es uno de los acontecimientos musicales del año en Donostia y supondrá, además, un homenaje a las víctimas del Covid-19. DonostiTik aprovecha la ocasión para entrevistar a esta solista de vocación tardía y prestigio creciente formada en Musikene.

Lleva tiempo colaborando con Opus Lirica, ¿cómo nació este vínculo?
En 2016 participé en el casting para ‘La Cenerentola’ de Rossini. No había cantado nada de ópera hasta ese momento. Me lancé y tuve la suerte de que gustó y me dieron el papel de una de las hermanastras. Después participé en ‘La flauta mágica’ y ésta será la tercera vez que trabajo con Opus Lirica y con un papel más importante porque estoy entre los cuatro solistas.

Si se habla del Réquiem se piensa en el de Mozart. Es una obra viva, parece compuesta ayer. Muy vigente

¿Cuál es su relación con el Réquiem?
El Réquiem de Mozart es la obra que más veces he cantado. Primero como parte del coro de la Universidad de Heidelberg, cuando vivía en Alemania, después con el Orfeón Donostiarra. Además con el Réquiem fue mi primera contratación como solista. En 2014, después de entregar el proyecto de fin de carrera de Musikene, di a luz a mi primer hijo y pasado un mes canté el Réquiem como solista profesional. Respecto a la obra en sí misma… qué se puede decir. Si se habla del Réquiem se piensa en el de Mozart. Es una obra viva, parece compuesta ayer. Muy vigente.

¿Y el hecho de que sea escenificado?
Me parece muy interesante y, al contrario de lo que es habitual, el espectador irá sin ideas preconcebidas, no sabe lo que va a encontrar. No dejará a nadie indiferente.

Colabora con varias agrupaciones corales gipuzkoanas como el Orfeón o la coral Andra Mari. ¿Cómo ve el nivel de la música coral en Donostia y Gipuzkoa?, ¿se mantiene fuerte la tradición o escasean los jóvenes?
La tradición coral es enorme, hay jóvenes y hay futuro. Pero sí me da miedo que la pandemia haya afectado a la rutina de personas acostumbradas a ensayar después de estudiar o de trabajar. Que se haya perdido ese hábito. En todo caso habrá que verlo cuando podamos hacer la vida de antes.

Por otro lado efectivamente hay juventud y niños con inclinación a la música coral. Pero los coros, además de la cantera, necesitan un respaldo institucional. Más que nunca en estos momentos.

La pandemia ha sido un golpe para la cultura. Ustedes mismos en Opus Lirica han cambiado de lugar de ensayo y también de fecha en el Kursaal. A usted, personalmente, ¿le ha afectado a otros proyectos?
Me ha afectado bastante, sí. Además de que se han caído varios recitales, hace un año por estas fechas tenía un curso con Carlos Mena que incluía un concierto en el Teatro Arriaga. No se hizo. Pese a todo no fue un mal año. Incluso se pudo celebrar la Quincena Musical. Distinta, pero se hizo.

Es una antigua reivindicación que se incluya con más solidez la formación musical en los colegios. ¿Cómo la valora?
Sí, la música tendría que estar más presente en los colegios y habría que meter también instrumentos. Por otro lado parece que los niños solo pueden escuchar música popular infantil, cuando la realidad es que pueden escuchar de todo. Hay mucha música clásica escrita para niños, por ejemplo. Divertida y valiosa. Más allá de los colegios aquí tenemos Musika Eskola, que es una buena red.

¿Con qué autores se siente más cómoda?, ¿en qué tipo de proyectos u obras considera que ‘brilla’ más?
He cantado sobre todo barroco y Bach. Por mi voz, mi sensibilidad y el idioma, el alemán, es donde mejor encajo. Pese a todo precisamente este año me planteo explorar para ampliar mi repertorio. Una exploración que debe ser continua.

A lo largo de la carrera de Opus Lirica ha parecido, en ocasiones, que lo de esta entidad era una lucha contra molinos de viento. A usted, en particular, ¿alguna vez le ha tentado tomar otros caminos más estables que el musical?
En realidad yo soy licenciada en Ciencias ambientales y trabajé diez años en ello. Me lancé a hacer el cambio sin saber con certeza si podría dedicarme a la música. Puedo, pero con ayuda de mi marido. Sola, en este momento, no podría hacerlo. No es fácil aunque es apasionante. A veces tengo la sensación de que pagaría por dar conciertos. La música es un trabajo inestable como todos los artísticos y en los malos momentos claro que pienso en dejarlo y volver a mi antigua profesión. Pero esto me llena y quiero crecer.

Los días 1 y 2 de mayo la escucharemos cantar en el Kursaal. ¿Impone ese escenario?, o a estas alturas eso está superado.
Es una gozada cantar en casa aunque también impone cantar para los más cercanos. Pueden ser los más críticos…

Más información: Escenografía y danza krump para un Réquiem de Mozart rompedor en el Kursaal

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