San Sebastián, 10 jun (EFE).- Unos se han quedado sin vacaciones y otros, migrantes latinoamericanos, sin saber si van a poder viajar a sus país o podrán recuperar el dinero adelantado por los billetes. Son decenas de personas afectadas por el cierre de la agencia de viajes de Errenteria, a cuya responsable ya han denunciado algunos por estafa.
Los lugares de destino y las cantidades aportadas por cada uno son diferentes, aunque para todos los que han llegado a contactar con ella la respuesta ha sido la misma: que la empresa había quebrado y que tiene un «seguro de insolvencia» que se hará cargo de abonarles lo que les corresponde.
Algunos de los que han acudido a la Ertzaintza a denunciar su caso han sabido en comisaría que contra esta mujer se habían presentado ya en 2024 una treintena de denuncias.
«¿Por qué han permitido que haya seguido vendiendo billetes?», se pregunta Cinthia, una joven peruana a la que un agente le habló de esas denuncias anteriores y que el 22 de mayo pagó 2.460 euros para viajar a su país en agosto.
«He hablado con ella y le he preguntado que cómo me había hecho esto si estaban las cosas ya tan mal. Fui la última clienta que necesitaba para tapar otros huecos. Le entregué el dinero por la tarde porque me dijo que iban a subir los billetes y al día siguiente cerró«, explica a EFE .
Jorge Mejía cuenta, por su parte, cómo su mujer supo que no tenía reserva alguna para volar Honduras cuando se disponía a facturar en Barajas. Finalmente pudo hacerlo pero no con la ayuda de la agencia que había contratado, a la que pago 900 euros por el billete, a los que se suma el importe de otros cuatro que había reservado para sus hijos en distinta fecha.
A la colombiana Caroline le había comprado su hermano un pasaje para viajar con su hijo de Cali a Bogotá y de allí a Madrid el 18 de mayo, pero un día antes la dueña de la agencia le informó de que habían cancelado el vuelo, cosa que no era cierta. El viaje se pospuso al 24 de mayo, pero se volvió a repetir la situación y la excusa.
Estas personas hablan de sus casos ante el local de la agencia, ahora con la persiana echada, donde su responsable había quedado esta tarde con un grupo de 23 personas que vieron frustrado un crucero por los fiordos noruegos que debería haber comenzado el 31 de mayo.
Este mediodía les envió un mensaje para cancelar la cita porque supuestamente debía de realizar unas gestiones. Este grupo ya ha contactado con dos abogadas que van a estudiar la documentación y la posibilidad de interponer una demanda colectiva.
El viaje a los fiordos se chafó cuatro días antes. Miguel y María habían entregado 4.600 euros. Pedro le pagó 1.950. «Me pareció algo asequible y bien organizado. Nos lo daba todo hecho y ella iba a venir de guía. Ahora nos mosquea que nos vaya dando largas», explica este cliente.
Los damnificados del crucero por Noruega se han reunido esta tarde con las letradas en un local de Errenteria. Mientras, en el exterior se la agencia se iban congregando cada vez más afectados, convencidos de que unidos van a lograr más que por separado.
Sonia y Mari Carmen habían hecho una reserva por 1.500 euros para viajar a Corfú en agosto y otra para disfrutar antes de una semana en Cádiz, adonde sí se desplazaron, aunque en el hotel descubrieron que la agencia había abonado menos días de los acordados.
La propietaria de la agencia, con la que EFE ha tratado de contactar por teléfono infructuosamente, ha dicho a medios locales que son en torno a una veintena los damnificados y la cuantía adeudada es de 50.000 euros.
Los reunidos esta tarde ante su negocio no la creen. Sonia calcula que serán más de 60 afectados. Tampoco tiene muy claro que vayan a recuperar todo lo perdido porque en la aseguradora le han informado de que la cobertura es de hasta 100.000 euros y ella piensa que se va a sobrepasar esa cifra.
Otra mujer, también de nombre Mari Carmen, era clienta de la agencia desde hace tiempo. El pasado mes de septiembre abonaron 620 euros por cabeza para un viaje de cuatro personas este mes de junio a Gran Canaria.
«Era una oferta para pagar al momento. Le dije que esperaba que no me fallase porque era una reserva hecha con mucho tiempo. Yo ya había oído cosas, pero había hecho muchos viajes con ella y como nunca me había pasado nada, quise darle un voto de confianza. Ahora no me apetece hablar con ella, para que me cuente mentiras…», remarca.



Deja un comentario