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La pensión media de las mujeres es un 37% menor que la de los hombres en Euskadi

El martes se será el Día Europeo por la igualdad de salarios y el colectivo de pensionistas incide en que no se está avanzando

Manifestación del 15 de enero de 2022. Foto: DonostiTik

«Hacemos un llamamiento especial a las mujeres a participar en las movilizaciones de todos los lunes por la defensa y la mejora del Sistema Público de Pensiones». Habla el Movimiento de Pensionistas de Euskal Herria de cara al martes, 22 de febrero, Día Europeo por la igualdad de salarios entre hombres y mujeres. El colectivo vuelve a reflexionar sobre cómo este sistema desigual entre hombres y mujeres es injusto a la hora de recibir un salario o una pensión y pone cifras: en la CAV la pensión media de las mujeres es aproximadamente un 37% más baja que la de los hombres.

«Las mujeres pensionistas tienen más riesgo que los hombres de encontrarse en situaciones de pobreza. En Euskal Herria hay muchas mujeres que apenas pueden llegar a fin de mes y 63.000 viudas están por debajo de 1.080 euros, la pensión mínima digna que reivindicamos», advierte el Movimiento de Pensionistas de Euskal Herria en un comunicado, añadiendo que esta situación es sobradamente conocida aunque no se le ha puesto nunca freno. 

«Aunque las mujeres participan más que nunca en ese mercado laboral, aunque están más preparadas que nunca y tienen más claro que nunca su necesidad de autonomía económica, en los salarios actuales sigue existiendo esa brecha: en la CAV es del 23% y desde 2015 sólo se ha reducido en 1,7 puntos», incide el colectivo.

El movimiento quiere además desechar la idea de que la brecha de género en las pensiones se produce porque las mujeres no han trabajado. «Han trabajado muchas veces con dobles jornadas de trabajo, en casa y fuera de casa. Gran parte de los puestos precarios y con bajos salarios están cubiertos por mujeres. Los contratos temporales se han dado más en mujeres».

La realidad es que los trabajos feminizados (como la limpieza o cuidados de personas mayores) son los que menos se valoran y se remuneran. Todo ello sin la obviedad de que muchas tengan que interrumpir su trayectoria profesional o pedir excedencias y permiso para dedicarse a los trabajos de cuidado.


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