Sudor y sangre, sí, pero no lágrimas. Es lo que le costó ayer a la Real Sociedad ganar un partido ante el Celta de Vigo en Balaídos.
Los txuri urdin fueron a rebufo de un jugador del equipo gallego, Maxi Gómez, debutante, que fue adelantando a los suyos en el marcador en dos ocasiones. Ambas fueron empatadas por las botas de Oyarzabal y Juanmi, la última vez ya en el minuto 80.
A tres minutos del final fue Willian José quien, de penalti incierto, permitió a la Real Sociedad volver victoriosa de su primer encuentro liguero de la temporada. Duro, pero con final feliz.
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