San Sebastián, 22 jul (EFE).- Las familias de las víctimas del monitor de surf condenado a más de 71 años de cárcel por abusar sexualmente de once de sus alumnos varones menores de edad se han mostrado «parcialmente satisfechas» con este fallo, aunque también «desconcertadas» porque la sentencia no reconozca la existencia de «intimidación» en el caso.
Así lo ha expresado en declaraciones a EFE la letrada Izaskun Porres, de Syner abogados, quien representó como acusación particular a la mayoría de las víctimas durante el juicio por estos hechos, que tuvo lugar en la Sección Tercera de la Audiencia de Gipuzkoa entre los pasados 10 y 21 de marzo.
«Las familias están satisfechas con el fallo», pero el hecho de que no se haya apreciado la intimidación que hubiera permitido considerar lo sucedido como agresión sexual y no como abusos «les deja un poco desconcertadas», ha explicado Porres.
Ha señalado en este sentido que cuando ocurrieron los hechos las víctimas eran menores de edad, por lo que, aunque los criterios exigidos para apreciar la intimidación sean «muy exigentes», «lo cierto es que -en este caso- existía una intimidación evidente».
«No sólo por la relación de confianza que el acusado había conformado con los padres sino por toda la información que tenía de los menores. El acusado logró crear un contexto adecuado para lograr una intimidación similar a la que se produce en la intimidad del hogar», ha detallado la letrada, quien ha insistido en que para los afectados esta situación era muy grave porque se trataba de datos que se circunscribían «a sus vidas».
«Al final -ha añadido- el procesado les intimidaba dejándolos solos y haciendo una manipulación emocional de ellos hasta el punto de que ninguno dijo nada durante un montón de tiempo».
Porres ha recordado a este respecto que, «si no llega a ser por uno de los niños que dijo hasta aquí hemos llegado» este caso no hubiera saltado a la luz, porque el resto de víctimas, «que estaban más afectadas, eran incapaces de contar nada a nadie».
Por estos motivos, a la espera de analizar la sentencia en profundidad (casi cuenta con 800 páginas) y poder ver los motivos por los que no se ha apreciado intimidación, la acusación particular considera que ésta sí se produjo.
«Para las víctimas, el hecho de que todo esto saliera a la luz era un mal mayor, porque tenían mucho miedo a que se descubriera y sobre todo a que el acusado les dejara de hacer caso y pasara a tratarlos como al resto, porque todos querían ser sus favoritos. Creó un contexto similar al de la intimidad del hogar», ha recalcado Porres. Más información, aquí.



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