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‘Libertad’, de niña a mujer

La sobresaliente y multipremiada ópera prima de Clara Roquet remite a ese verano iniciático que todos hemos vivido a través de una historia sencilla llena de complejidades

La actriz Maria Morena dando vida a Nora en ‘Libertad’.

Muchos han sido los intentos de ir más allá de la pantalla y convertir cada sesión de cine en una experiencia sensorial inmersiva sumando a lo audiovisual el disfrute de otros sentidos como el olfato. Así, desde que una sala de Pensilvania, allá por el año 1916, se impregnó con olor a rosas en consonancia con el título del filme que se proyectaba se han sucedido otros experimentos (uno de los últimos el musical ‘Grease’ en el Festival de Cine de Milán en 2018) que no han tenido el éxito esperado hasta el momento. Pero si hubiera que poner aromas a ‘Libertad’, la ópera prima de Clara Roquet, sin duda estos serían los del aftersun, el del cloro de la piscina y el del pino mediterráneo, los que tienen esas tardes cálidas y anodinas de verano entre la pereza y unas altas (y no cumplidas) expectativas de diversión.

Libertad - 'Libertad', de niña a mujer

Los premios Goya (el filme fue galardonado con el ‘cabezón’ a la Mejor Dirección Novel y a la Mejor Interpretación femenina de reparto para Nora Navas) y, más recientemente, los Gaudí (obtuvo cuatro estatuillas incluida Mejor Película de habla no catalana), han traído de nuevo a las salas de cine (afortunadamente) esta sobresaliente película, uno de esos filmes que, revestidos de sencillez, encierran la complejidad y la belleza de la propia vida.

Son muchas las lecturas que pueden hacerse de ‘Libertad’, desde el tránsito iniciático de Nora (a la que da vida de forma magnética la actriz María Morena) de la niñez a la adolescencia, a la constatación del rancio clasismo social, a los conflictos familiares o incluso el drama de la pérdida de la memoria. Todas ellas se entrelazan entre sí en el idílico escenario de la Costa Brava, al abrigo de un verano azul turquesa cuyos radiantes reflejos se vuelven oscuros en el interior de la casa de la Familia Vidal. Allí se reúnen (casi) todos sus miembros con la sensación de ser el último.

libertad 2 - 'Libertad', de niña a mujer

La matriarca, Ángela (excelente Vicky Peña), padece alzheimer y necesita los cuidados constantes de Rosana (Carol Hurtado), una sensible y cariñosa colombiana cuya rebelde hija adolescente, Libertad (Nicolle García), acaba de llegar a España desde Colombia. Por ella sentirá de forma inmediata una creciente fascinación Nora, la nieta de 14 años de Ángela.

Porque para Nora el verano se está haciendo difícil. Se aburre con sus hermanos y primos más pequeños. Se aburre escuchando las mismas historias que, hasta hacía muy poco, le hacían disfrutar. Sus ojos contemplan por primera vez las cosas tal como son y hay muchas que no le gustan (como el trato condescendiente que su familia otorga a Rosana o la crisis sentimental de sus padres…) y otras que empiezan a interesarle aunque le dan miedo. Ahí entra en juego Libertad, una adolescente algo más mayor que ella que se convertirá en un modelo en el que fijarse y con quien, a partir de entonces, creará uno de esos vínculos de amistad visceral y un tanto posesiva propio de la adolescencia. Con ella empezará a internarse en ese territorio de iniciación (consumo de alcohol, ‘coqueteo’ con los chicos…) hacia la vida adulta.

libertad 5 - 'Libertad', de niña a mujer

Pero lo que hace verdaderamente interesante la relación que nace entre dos chicas tan distintas, tanto en orígenes culturales como nivel socioeconómico y aspiraciones, es la vulnerabilidad de Libertad bajo esa apariencia fuerte y descarada que sólo es capaz de ver una Ángela cada vez más perdida en la nebulosa de sus recuerdos perdidos.

Uno de los grandes aciertos de la película es, sin duda, un reparto que combina intérpretes con (muchísima y reconocida) experiencia y trayectoria, como Nora Navas (maravillosa mímesis con su papel) o Vicky Peña, con actores que comienzan en el mundo de la interpretación. Es maravilloso contemplar cómo unos y otros se acoplan en perfecta armonía, sin desentonar, aportando naturalidad y verdad. Y precisamente estos dos sustantivos son los que mejor definen el trabajo de Clara Roquet detrás de la cámara así como en un guión (del que también es autora) que transita con delicadeza y un punto de vista muy interesante en torno a temas como la inmigración, los prejuicios, el orgullo de clase, la complicada relación madre-hija, la infidelidad, la muerte… Todos ellos se exponen indirectamente con una elegancia no exenta de intensidad, con frescura y a la vez hondura, con elegancia potenciada por una sutil e hiriente crítica social… Y el punto de vista de Nora, en este aspecto, es crucial. Los espectadores vemos la historia a través de sus ojos y asistimos a las decepciones que sufre con los demás y consigo misma como, antaño, ya asistimos a las nuestras.

‘Libertad’ es una de esas películas tocadas por la inspiración que dejan sabor a lugares comunes. Inconscientemente las escenas de la pantalla nos remiten a otras tantas reales de nuestra vida, a esos veranos de playa, piscina y bicicleta.

Sorprende el dominio de la narrativa sutilmente conducida con ritmo en ocasiones pausado, casi tan tedioso como el verano de Nora antes de la llegada de Libertad, y la intensidad, cámara al hombro, de escenas que muestran a las dos adolescentes disfrutando de su libertad. Porque de eso habla el filme, de libertad, de esa forma de ver el mundo sin lastres ni prejuicios; sin filtros.


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