Tras la derrota de Troya y el saqueo de la ciudad, Ulises puso rumbo a su hogar, a Ítaca, pero misteriosamente el viento le arrastró a una isla desconocida donde cayó prisionero del temido cíclope Polifemo. El astuto Ulises no se rindió y urdió un plan para ganarse la confianza del violento gigante. Le hizo creer que se llamaba Nadie y, a la primera ocasión, logró escapar clavándole una estaca en su único ojo. Alertados por sus gritos, otros cíclopes acudieron en su ayuda. Cuando le preguntaron quién le había dejado ciego Polifemo contestó: “Nadie ha sido”... Y de eso va, precisamente, ‘Nadie’ (2021), un entretenido y trepidante filme de acción protagonizado por un pletórico Bob Odenkirk (‘Los papeles del Pentágono’, ‘Breaking bad’, ‘Better call Saul’) que, como Ulises, comienza la película asegurando pues eso, que no es “nadie”.
Contemplamos su rostro magullado y cómo saca del bolsillo interior de su chaqueta un gatito al que da de comer una lata de atún ante la atónica mirada de los dos policías que le están interrogando y nos damos cuenta de estamos totalmente atrapados por esta historia. Humor (a veces muy negro), un efectivo montaje (fenomenal el prólogo inicial con el paso de los días) y un guión con una trama más bien simple pero bien rodada son las principales bazas de esta película que aprovecha de forma excelente todos los recursos del género. Porque ‘Nadie’ se alimenta claramente de aquellas míticas entregas de ‘Jungla de cristal’ (gracias, te echaremos de menos, Bruce Willis), también del espíritu de series míticas como ‘El equipo A’ o ‘MacGiver’, de la revolución que marcó Quentin Tarantino con filmes como ‘Reservoir dogs’ o ‘Pulp fiction’ y del estilo canalla y algo macarra de Guy Richie.
Aparentemente es una producción sin pretensiones. Sólo analizándola al detalle comprobamos el ritmo de su matemática precisión, el inteligente uso de una banda sonora que, con la suavidad del ‘Don’t let me be minsunderstood’, de Nina Simone, el ‘The imposible dream’ de Andy Williams o el ‘What a wonderful world’ de Louis Armstrong, atenúa la violencia de unas escenas de acción minuciosamente coreografiadas, o la calidad de ese impresionante plano secuencia con el que se presenta ante el público el malo malísimo Yulian Kuznetsov (interpretado por Aleksei Serebrayakov). Porque sí, en esta película el ruso es el malo.
Siendo sinceros, no encontramos verosimilitud 100% en la trama (el guión está firmado por Derek Kolstad, guionista de ‘John Wick’), y si somos realistas, argumentalmente, tiene algunas deficiencias, incluso bastante de cliché. Básicamente el sustento del guión es el propio personaje de Hutch Mansel, nuestro Nadie particular, un rol cuyo principal atractivo es precisamente lo mucho que nos oculta de su pasado y de su verdadera identidad. Quizá por la vinculación de Bob Odenkirk con la brillante serie televisiva ‘Breaking bad’ es imposible no pensar en ese referente, el de un buen hombre que cruza la línea y se entrega al mal sin mirar atrás. Aquí, sin embargo, es todo lo contrario: un lobo que quiere ser cordero, pero que a veces echa de menos ser un lobo.
La trama está supeditada, en este caso, al servicio del espectáculo como, por otra parte, ocurre también en cualquier película de acción. Aunque ‘Nadie’ destaca por encima de la media especialmente por la singularidad de su apuesta por los espacios reducidos (las escenas de acción en un autobús y en una cocina resultan fascinantes) y un minimalismo escénico que no suele ser habitual en los filmes de este género.
‘Nadie’ pertenece a ese tipo de películas que tienen como objetivo último el entretenimiento, aunque en este caso, se nota que está filmada con un infinito amor al oficio. De amante del género a espectador. Así que no queda otra que disfrutar de las aventuras de este Nadie particular de vuelta a su Ítaca.
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