Gastronomía

Narda Lepes: La única manera de «resistencia real» en Argentina es «hacer y juntarse»

Entrevista con una de las cocineras sudamericanas más reconocidas internacionalmente, presente en Donostia durante la inauguración del GOe

Narda Lepes Narda Lepes: La única manera de "resistencia real" en Argentina es "hacer y juntarse"
Narda Lepes en una imagen de sus redes sociales.

San Sebastián, 26 oct (Ana Burgueño/EFE).- Narda Lepes es una de las cocineras más reconocidas de Argentina, una mujer que opina cuando lo cree necesario y que piensa que en la actual situación de su país, en la que «abren y cierran muchos restaurantes», la única manera de «resistencia real» es «hacer y juntarse por el lado cultural» y «ser muy eficiente en lo económico».

«No queda otra, hacer y juntarse, hacer y juntarse, hacer y juntarse. No te puedes dejar tomar por el pesimismo», asegura esta mediática chef en San Sebastián, adonde ha viajado esta semana con motivo de la inauguración del Gastronomy Open Ecosystem (GOe), un nuevo espacio del Basque Culinary Center (BCC) dedicado a la innovación.

Lepes (Buenos Aires, 1972), como miembro del Consejo Internacional del BCC, ha sido además jurado del Basque Culinary World Prize 2025, que en esta décima edición ha recaído en la estadounidense de origen mexicano Leticia Landa.

Fuera de las cámaras

Su debut en el canal de pago El Gourmet marcó el inicio de una exitosa carrera televisiva y de radio. En 2017 inauguró su restaurante Narda Comedor, que tres años después ingresó en el ranking Latin America’s 50 Best. En noviembre de 2020 fue reconocida por la misma lista como la mejor chef mujer de América Latina.

«Me tocó viajar por Latinoamérica cuando los cocineros no viajaban por Latinoamérica, o por ningún lado. Estuve un poco también en la televisión abierta, pero que no es lo que más me gusta y menos ahora», señala esta mujer emprendedora, cuya colaboración con los media se limita en la actualidad a una columna escrita.

Explica que tiene una hija adolescente y «no es un momento para estar con la cabeza tan afuera». «Sobre todo cuando no te puedes callar la boca como yo», admite Lepes, que más de una vez se ha visto metida en «quilombos».

Uno de los que más le afectó fue cuando publicó en redes sociales una foto con la cabeza de un cerdo en agua hirviendo con el que iba a cocinar morcilla. Fue en un momento de «apogeo vegano» y dice que llegó a las portadas de algunos periódicos, que tuvo a un periodista apostado en la puerta de su casa varios días y que fue la primera vez que sintió la violencia desde las redes sociales.

 «Ahí te das cuenta que vos sos el vehículo de otra cosa, no es por la morcilla, no es por vos. Ahí aprendí a curtir el cuero. Dije ok, todo bien, no voy a borrar la foto, no voy a cambiar, no voy a explicar nada, esto es algo que pasa. Aprendí que no hay que discutir con la gente. Yo soy además una persona que viene hablando de que comamos más verdura y menos carne«, remarca esta chef, también envuelta en la polémica por pronunciarse a favor de la despenalización del aborto en su país, lo que finalmente se consiguió en 2020.

Primero, cocinera

Lepes, que tiene «el ego resuelto» desde hace años, se considera «primero cocinera y después comunicadora» y no le resulta «cómodo» decir que influye en la gente, solo asume el término cuando es algo que hace «intencionalmente», como cuando defendió la Ley del Etiquetado Saludable o en cuestiones «que son más de género».

«Ahí sí, ahí uso todas las herramientas y formas y técnicas que tengo a mano, ahí sí busco la influencia», destaca.

Su cocina es mestiza -«como mi país», apostilla-, se ha fusionado con gastronomías de otras partes del mundo y, si por algo se caracteriza, es porque lo que hace «siempre va a tener algo vegetal y va a tener sabor, no va a ser tan conceptual».

No busca «dictaminar» con las creaciones culinarias de su restaurante, sino dar a conocer determinadas preparaciones cuando cree que el paladar está «lo suficientemente maduro» para aceptar una receta. «Lo hicimos con varias cosas y está buenísimo verlo», asegura. Le llaman compañeros interesados por este u otro ingrediente.

Colegas que ahora, si abren un restaurante, tienen que hacer «un equilibrio muy fino entre lo que pueden y lo que quieren». Compañeros que no firman despidos pero que no reemplazan las bajas si alguien se va.

«Tienes que ser muy eficiente con los números, con los costes. Si no te gustaban los números, ahora te querés morir porque estás haciendo algo que no te gusta pero que es absolutamente necesario porque, si no, no sobrevives. Hay que ajustar y entender cómo ajustar«, añade. «Lo bueno», es que se comunican «mucho» entre cocineros y se ayudan entre ellos.

A Lepes le gusta colaborar y elige ir a cocinar, una noche por ejemplo, a lugares que son «de gente muy querida» o que ella quiere mucho. También los apoya con el «tique», al ir a comer a esos establecimientos que quiere junto a su familia. «Es mi grano de arena», subraya. 


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