Hay tres tipos de inquilinos pendientes del fondo Azora en Bermingham 1, Zabaleta 55 y Segundo Izpizua 2. Están los vecinos cuyos contratos terminan ya y han recibido el burofax correspondiente del fondo advirtiendo de que tendrán que abandonar el inmueble; están quienes firmaron contratos de alquiler después de 2019 y hasta 2026 no tendrán problemas, y hay algunos arrendatarios, también, sujetos a la renta antigua, que están protegidos por ley pero también reciben presiones para que se vayan.
Representantes de todos ellos y de Stop Desahucios han acudido esta mañana al pleno del Ayuntamiento donostiarra donde el gobierno municipal se ha comprometido a seguir mediando con el fondo. «No nos hemos puesto nunca de perfil en este tiempo», ha manifestado la teniente alcalde Nekane Arzallus.
Según la moción aprobada, por un lado el gobierno municipal intentará que los inquilinos sigan donde han vivido hasta ahora con la renovación de los contratos por siete años más. Por otro lado actuará para que Azora saque al alquiler 23 pisos que tiene vacíos en los citados bloques.
Hasta hoy son ya 9 inquilinos los que han recibido el burofax, pero el próximo mes se esperan al menos 3 más y así hasta 30 familias. Varios de estos hogares tienen fecha de desalojo de sus viviendas antes de fin de año tal y como han recordado los afectados antes de entrar al pleno.
El hecho de que en los bloques citados haya 23 pisos vacíos, como ha constatado Rosa García de Stop Desahucios, afianza la idea de que el fondo quiere vaciar las casas y cambiar el sistema de explotación que ha heredado de Inmobiliaria Vascongada. El objetivo final, dicen, sería convertir los pisos en viviendas de lujo.
«Llevamos mucho mediando con Azora para que esta situación se reconduzca, será nuestra pelea y no vamos a permitir que haya viviendas vacías«, ha manifestado Nekane Arzallus en sesión plenaria.
«Pedimos ayuda»
Una de las vecinas que ha tomado la palabra antes del pleno, Lola, lleva más de 25 años viviendo en Gros. «Cuando entré con mis hijos la vivienda no tenía calefacción, las ventanas estaban para cambiar, el baño pendiente de reforma… Pero la propietaria era entonces una empresa que vivía exclusivamente del alquiler (en referencia a Inmobiliaria Vascongada) y como te podías quedar toda la vida… así que los vecinos por lo general hemos invertido bastante dinero».
A Lola se le terminó el contrato hace dos años y desde entonces está en tácita reconducción, sin firmar nada. Ya ha recibido el burofax para que piense en marcharse en un plazo de dos meses. «Nos parece indigno. Siempre hemos pagado al día. Pedimos ayuda. Creemos que es lícito», ha dicho esta vecina de Gros.
Junto a ella, una mujer joven ha narrado que en 2018 entró a vivir en el piso en que otra compañera residía desde 2010. «La política ha sido continuista hasta 2020, cuando la compra de Inmobiliaria Vascongada por parte de Azora. El año que viene nos tocará renovar y estamos esperando que nos llegue el burofax. Ahora vivo con mi pareja y seremos aitatxos en enero», ha explicado, añadiendo que sería de desear que Donostia «no caiga en la situación en que han caído otras ciudades».
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