El Partido Animalista PACMA ha mostrado su rechazo frontal a la proposición de ley impulsada por el PNV y el PSE para “conservar la tradición taurina popular” en Euskadi, al considerar que supone un retroceso en materia de bienestar animal y de protección de la infancia.
La iniciativa, actualmente en tramitación parlamentaria, revierte la protección que hasta ahora impedía el uso de bovinos de menos de 60 kilos, permitiendo nuevamente la participación de ejemplares de menos de 18 meses sin establecer una edad mínima.
“Esta ley pretende restaurar prácticas ya superadas, amparándose en la tradición para justificar el maltrato. Los becerros son animales extremadamente jóvenes e indefensos, y su utilización en festejos es sencillamente aberrante”, ha declarado el coordinador provincial de PACMA en Gipuzkoa, Asier Esparza.
El texto legal también autoriza la participación de menores en festejos taurinos, fijando un máximo de 16 años pero sin límite inferior de edad. Para PACMA, esta medida es incompatible con los principios de protección a la infancia y con las recomendaciones internacionales que instan a mantener a los niños alejados de espectáculos que impliquen sufrimiento animal.
La formación animalista denuncia además que la ley se tramita por vía de urgencia, lo que limita el debate público y la posibilidad de enmiendas por parte de la ciudadanía o entidades sociales. Según fuentes parlamentarias, los grupos impulsores pretenden aprobarla antes de marzo, coincidiendo con el inicio de la temporada taurina en Euskadi.
PACMA ha anunciado que, en caso de aprobarse definitivamente, solicitará la intervención del Defensor del Pueblo para que interponga un recurso de inconstitucionalidad ante el Tribunal Constitucional, al considerar que la norma podría vulnerar disposiciones de rango superior en materia de bienestar animal y protección de menores.
“El PNV y el PSOE están impulsando una norma regresiva que legaliza el sufrimiento animal y normaliza la violencia desde la infancia, con la intención de sembrar un relevo generacional”, concluye Esparza.
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