Paul Urkijo (Gasteiz, 1984) es de casa y con ‘Gaua‘, su última producción, promete sacar mucho jugo a la inauguración de la Semana de Cine Fantástico y de Terror de Donostia, que se va a celebrar esta noche en el Kursaal. Rodada en euskera y con efectos especiales muy potentes, Urkijo vuelve a tirar de los mitos y las leyendas de Euskadi para adentrar al público en la oscuridad de la noche con una gran producción que promete conquistar al gran público tras las exitosas y ya populares ‘Errementari‘ e ‘Irati‘.

Junto al director han estado esta mañana en la presentación Iñake Irastorza, Erika Olaizola, Xabi «Jabato» López y el productor Ander Sagardoy. No en vano se trata de una película coral en que se cruzan las historias de brujas (y no brujas) que van arrastrando al espectador.
«Gaua es una homenaje a la mitología vasca más oscura, el frío, el lobo, los espíritus, los fantasmas, las deidades…», ha dicho el director, que ha incluido numerosos versos en su filme y hechizos registrados en sus trabajos por José Miguel de Barandiaran. En esta atmósfera destaca el sonido, los susurros de la película en la oscuridad, «mientras después los personajes se liberan en melodías preciosas», en palabras de Urkijo.
También se ha referido el alavés a «las mentiras de los inquisidores en el siglo XVII para reprimir principalmente a las mujeres«, tema esencial en la película («y muy traíble a la actualidad»).
«Ahora que estamos resignificando la figura de la bruja, aprovechamos y hacemos una oda a la libertad y a la luz de la luna. Gaua es un canto a la libertad a través de la oscuridad. Y es una visión épica del mundo nocturno», ha añadido el joven (pero prolífico director), haciendo referencia también a los elementos visuales cercanos a la imaginería de Goya.
Respecto a la escena del akelarre, magnífica, Urkijo ha contado que la película está rodada en localizaciones naturales, baserris, etc, pero para esta escena se recreó un bosque en un plató con 170 árboles. «Yo quería hacer un torbellino de entrada a ese mundo loco, vertiginoso, a través de un plano secuencia y con una coreografía. Diseñamos el baile, la canción, y un grupo de bailarines llevaron luego a la figuración. Lo rodamos en un día». Después se hizo una segunda parte ya con el akerbeltz dominando la pantalla.
Los actores han hablado de la experiencia del rodaje entusiasmados por el valor de lo narrado, que surge del País Vasco más ancestral, así como por el nivel visual del trabajo. «Entre otras cosas es una película bella», han recalcaldo.



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