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Por qué la terracota vuelve a ser protagonista más allá del suelo

Una de las sensaciones que provoca la terracota es la de hogar. Es un material que, sin ser protagonista, transforma un ambiente

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Durante mucho tiempo, la terracota ha sido vista como ese material típico del suelo de los patios o de las casas rurales. Pero lo que parecía encasillado en un estilo concreto ha comenzado a reaparecer en todo tipo de espacios. Arquitectos, interioristas y fabricantes están apostando por este material como nunca. Y no solo para pavimentos: ahora lo vemos en revestimientos, muebles, elementos decorativos e incluso en detalles estructurales.

¿La clave de su regreso? Su capacidad para aportar calidez, textura y un aire atemporal, sin perder el punto rústico que lo hace reconocible. Lo interesante es que ya no se asocia únicamente con el estilo tradicional. La terracota está entrando de lleno en ambientes modernos, minimalistas e incluso industriales, como un elemento de contraste que rompe con la frialdad de ciertos acabados.

No es solo color, es textura

Uno de los mayores encantos de la terracota está en su textura porosa y rugosa. Al tacto, se percibe esa ligera imperfección que solo ofrecen los materiales naturales. Y eso, en una época donde todo parece liso, limpio y pulido, aporta una dosis de autenticidad muy valorada. Por eso se están utilizando piezas de terracota no solo en el suelo, sino en zócalos, marcos, estanterías, paredes completas o encimeras.

También hay que tener en cuenta que la variedad de tonalidades ha crecido. No todo es ese naranja cálido que todo el mundo tiene en mente. Ahora hay variantes más pálidas, otras casi rojizas, algunas más tostadas y otras con acabados envejecidos que dan juego en cualquier entorno. La versatilidad del material se ha multiplicado.

Combinaciones que no esperabas

Uno de los efectos más curiosos de esta tendencia es cómo se está mezclando la terracota con elementos aparentemente opuestos. Por ejemplo, en cocinas se está viendo junto a acero inoxidable o griferías negras. En baños aparece como contrapunto a mármoles pulidos. En salones convive con muebles de líneas rectas y tonos neutros. Todo eso habría sido impensable hace unos años, cuando la terracota estaba casi exclusivamente asociada al estilo mediterráneo o rústico.

Lo mismo está pasando con las baldosas hidráulicas. Aunque estas piezas decorativas se asociaban también a estilos muy concretos, ahora se combinan con otros materiales como la madera natural, el cemento pulido o el ladrillo visto. La mezcla de una baldosa hidráulica con tonos suaves junto a una terracota mate puede generar una estética visual muy equilibrada: ni fría ni recargada.

Resistencia que convence

Otro factor que ha impulsado su uso es su durabilidad. Aunque es porosa y puede parecer frágil, la terracota aguanta muy bien el paso del tiempo si se cuida como es debido. Con tratamientos específicos de sellado, resiste manchas, humedad e incluso golpes. Y no solo eso: envejece bien. Con el tiempo gana carácter, y eso hace que muchos la prefieran frente a otros materiales sintéticos que se deterioran sin gracia.

Además, al ser un producto natural, conecta muy bien con la creciente preocupación por los materiales sostenibles. Las baldosas hidráulicas y la terracota, en muchos casos, se fabrican de forma artesanal o con procesos de bajo impacto medioambiental, lo que suma puntos frente a opciones más industriales.

Decoración que respira

Una de las sensaciones que provoca la terracota es la de hogar. Es un material que, sin ser protagonista, transforma un ambiente. Incluso cuando se usa en pequeñas dosis: un jarrón, un aplique de pared, una maceta o una base de lámpara pueden cambiar la atmósfera de un espacio. Y si se combina con otros materiales naturales, como fibras vegetales, madera sin tratar o lino, el efecto es aún más acogedor.

En reformas de viviendas, muchos están optando por recuperar o incorporar suelos de terracota en cocinas o terrazas, manteniendo ese aire cálido incluso en espacios abiertos. También ha ganado protagonismo en escaleras interiores o exteriores, donde la textura rugosa ofrece además un efecto antideslizante natural.

Un material con identidad propia

A diferencia de otros revestimientos que pueden parecer impersonales, la terracota tiene carácter. No necesita estampados ni formas complejas para destacar. Aporta un punto emocional, una sensación de arraigo, de algo que ha estado ahí siempre y que no pasa de moda. Por eso su uso no se limita a lo funcional: se elige también por lo que transmite.

En un mundo cada vez más digital, donde todo cambia rápido, hay algo reconfortante en usar materiales que han estado presentes desde hace siglos. Las baldosas hidráulicas y la terracota comparten esa historia, esa tradición que se adapta sin perder su esencia. Y eso, hoy, vale mucho más que cualquier tendencia de temporada.


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