Medio año después de la entrada en vigor de la Zona de Bajas Emisiones (ZBE), el Ayuntamiento de Donostia ha presentado los primeros resultados de esta medida sobre la calidad del aire. Según esta fuente, los datos confirman una mejora significativa en los niveles de dióxido de nitrógeno (NO₂) en el centro urbano, especialmente en el entorno de Easo, donde se ubica la única estación oficial de monitorización dentro del perímetro ZBE.
La ZBE de Donostia entró en vigor el 14 de marzo de 2025 en cumplimiento de la Ley 7/2021 de cambio climático y transición energética, que obliga a las ciudades de más de 50.000 habitantes a implantar medidas para reducir las emisiones derivadas de la movilidad.
Los análisis elaborados por el Departamento de Salud Ambiental y Sostenibilidad muestran en la estación de Easo una reducción de 3,93 µg/m³ de NO₂ respecto a 2024, lo que supone un 19 % menos, y de 7,33 µg/m³ respecto a la media de 2021–2024 (-31 %). Además, en lo que va de año no se ha registrado ninguna superación del límite diario de 50 µg/m³, frente a una en 2024 y una media de seis en ejercicios anteriores. En otras estaciones, como Ategorrieta y Avenida de Tolosa, los niveles se han mantenido estables o con ligeros repuntes, lo que refuerza la atribución del descenso en Easo al efecto directo de la ZBE.
En cuanto a partículas en suspensión (PM10 y PM2,5), el Ayuntamiento señala que se ha producido un leve repunte respecto a 2024, aunque la tendencia general sigue siendo descendente. Recuerda además que estos contaminantes tienen múltiples orígenes, desde el polvo sahariano hasta la actividad industrial, lo que complica su evolución.
El balance municipal incorpora también el impacto ciudadano. En los primeros seis meses de aplicación, se han tramitado 109 solicitudes de acceso excepcional a la ZBE: 95 individuales y 12 colectivas. En el caso de las primeras, 29 han sido autorizadas, 21 denegadas, 24 archivadas y el resto sigue en trámite. En cuanto a las colectivas, se han concedido 2, denegado otras 2 y 7 permanecen incompletas o pendientes de corrección.
El concejal delegado de Diversidad, Inclusión y Medio Ambiente, Iñigo García Villanueva, ha valorado de forma positiva este primer balance y recuerda que la ZBE “no es solo una medida de movilidad, sino una acción de salud pública que protege especialmente a colectivos vulnerables como la infancia, las personas mayores o quienes padecen enfermedades respiratorias”.
El Ayuntamiento subraya que los datos deben considerarse provisionales, ya que la dispersión de contaminantes depende de las condiciones meteorológicas y no todas las estaciones del año son igual de favorables. Será necesario esperar al próximo invierno para contar con una serie comparativa más sólida que permita confirmar las tendencias observadas.



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