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Historia

Dos aniversarios, uno trágico y otro feliz, en el puerto donostiarra

Hoy se cumplen 109 años desde que la Sociedad Oceanográfica de Gipuzkoa creó la primera Escuela de Pesca del Estado y se cumplen 155 años desde la trágica muerte de José María Zubía, Aita Mari

El presidente del Aquarium José Ignacio Espel junto a Ana Mari Zubia, familiar de Jose María Zubía ‘Aita Mari’. Foto: Aquarium

Hoy 9 de enero se han celebrado dos importantes aniversarios en el puerto donostiarra: se cumplen 109 años desde que la Sociedad Oceanográfica de Gipuzkoa creó la primera Escuela de Pesca del Estado y se cumplen 155 años desde la trágica muerte de José María Zubía, Aita Mari, marinero y pescador que se convirtió en un héroe popular por los salvamentos marítimos que llevó a cabo y está inmortalizado en un busto colocado en el muelle.

El Aquarium ha organizado una ofrenda floral este sábado por la mañana con motivo de ambos aniversarios.

La escuela
El 9 de enero de 1912 se inauguró la escuela en el salón escolar de la iglesia de San Pedro de los Mareantes del muelle donostiarra. A la inauguración acudieron 38 pescadores entre 15 y 33 años, que recibieron su primera lección, en euskera y castellano, sobre faros y luces de puerto entre Matxitxako y Capbreton.

Dibujo y caligrafía, mecánica de vapor y meteorología eran algunas de sus asignaturas, a las que después se añadieron las básicas de enseñar a leer y escribir y las cuatro reglas, que muchos pescadores desconocían. A finales de año acudían ya 70 alumnos. Los cursos eran gratuitos y los gastos corrían a cargo de la SOG.

El Aquarium donostiarra quiere recordar el gran valor que tenía la Sociedad de Oceanografía de Gipuzkoa ayudando económicamente a los patrones, tripulantes y familias de las embarcaciones naufragadas, así como para las embarcaciones salvadoras.

Un ejemplo: El 10 de febrero del 1912 el vaporcito de pesca donostiarra ‘San José’ se hundió a cuarenta millas al Norte de san Sebastián a causa de un temporal huracanado. Su patrón, Anselmo Carril, y el resto de los tripulantes fueron salvados por los vaporcitos ‘Goizeko Izarra’ de Hondarribia y ‘Sagrada Familia’ de Pasaia.

La Sociedad de Oceanografía posteriormente efectuó gestiones en Madrid a fin de obtener recompensas para los patrones y tripulantes de las embarcaciones salvadoras. En comunicación oficial dirigida al marqués de Seoane, le notificó que habían sido concedidas medallas de bronce a Tomás Inda y León Iriazábal, patrones de las embarcaciones, y recompensas en metálico a todos los tripulantes de las mismas, que consistieron en cinco pesetas a cada uno.

El héroe Aita Mari
Hoy también se conmemora también el fallecimiento José María Zubia ‘Aita Mari’, nacido en Zumaia en una modesta familia de pescadores. Desde pequeño se dedicó a la pesca estableciendo como patrón de pesca de bajura en el puerto donostiarra.

Fue en el desempeño de su trabajo como patrón donde comenzó a hacerse famoso en San Sebastián y la Costa Vasca por la ayuda que prestaba desinteresadamente a otros compañeros en situaciones difíciles durante las tormentas que sorprendían en la mar a los pescadores.

Su barco siempre estaba dispuesto para ayudar y socorrer al extraviado y al náufrago, como en aquel rescate que comandó el 22 de julio del 1861, cuando una tremenda galerna se levantó súbitamente. El bote patroneado por Aita Mari logró rescatar a los 3 tripulantes del barco que lograron aguantar hasta que llegó el rescate. Por este acto Aita Mari y sus compañeros obtuvieron la Gran Cruz de la Beneficencia de la Marina.

El 9 de enero de 1866 se desató otra terrible y súbita tormenta y Zubia partió del puerto de San Sebastián en su barco para rescatar a unos pescadores de una chalupa de Getaria que trataba de entrar en la Bahía de la Concha. Cuando había logrado poner a salvo en su bote a todos los náufragos, un golpe de mar le arrastró y desapareció para siempre. La muerte de Zubia ocurrió ante numeroso público que presenciaba el rescate desde la costa. Ese día fallecieron 38 pescadores.

Las hazañas de Aita Mari y su trágica muerte provocaron una gran conmoción en San Sebastián y en su recuerdo los donostiarras erigieron un busto en el muelle del puerto pesquero. Hoy se cumplen 155 años de la trágica muerte.


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