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Inseguridad

El hombre de 77 años agredido en Okendotegi vuelve a casa tras cuatro días hospitalizado

Sarroeta Auzo Elkartea ha convocado a una concentración para este jueves 30 a las 19 horas

Imagen de archivo Foto: SOS Deiak

La asociación vecinal Sarroeta Auzo Elkartea ha convocado a una concentración para este jueves 30 a las 19 horas en el parque de Martutene en solidaridad con la víctima de la grave agresión del pasado miércoles en Okendotegi y «para pedir soluciones integrales ante la inseguridad a las instituciones». Precisamente los representantes institucionales han sido invitados a la protesta. 

En un comunicado la asociación recuerda que el pasado miércoles 22 de mayo se produjo un robo con violencia en un domicilio de Okendotegi. El vecino de 77 años se encuentra estable y, tras 4 días de ingreso, le dieron de alta. 

Sarroeta insiste en que desde el pasado miércoles 15 de mayo por la noche ha habido robos e intentos de robo en domicilios del Camino Okendotegi. Estos robos han sido denunciados a la policía y la asociación ha estado en comunicación con las personas afectadas, Ertzaintza y Ayuntamiento.

El vecindario pide «una solución integral» y considera, como ya reflejó DonostiTik, que sufre «las consecuencias de años de políticas que dejan abandonadas las necesidades, infraestructuras y servicios de la periferia».

La agresión

La vecina que atendió al hombre agredido ha narrado lo siguiente: «El miércoles 22 de mayo, a las 8 de la tarde, nos tocó el timbre el vecino de la casa de al lado. Abrí la puerta y estaba de pie, con un ojo morado e hinchado, las muñecas ensangrentadas y diciendo que le habían dado una paliza».

La vecina, que vive con su madre, llamó al 112 y acudieron la Ertzaintza y la ambulancia. «En ese rato nos contó que un chico, con un casco de moto en la mano, le tocó el timbre para pedirle un bidón porque se había quedado sin gasolina. En cuanto le dijo que no, le empujó hacia dentro, le atacó y le ató de pies y manos. Lo dejó así hasta que se pudo soltar por sí mismo y pudo venir a tocarnos el timbre, que fueron unas dos horas. Se lo llevaron en ambulancia. Además de los golpes tiene dos costillas rotas y una vértebra desplazada. Pese a todo nos consolamos porque podía haber sido peor, en cualquiera de esos golpes nuestro vecino podía haber fallecido».

Esta vecina, que días antes también había sufrido un robo en casa, considera que esta situación de inseguridad ha trastocado su vida. «Nos levantamos por la noche pensando que hemos oído algo. Salgo con el perro a buscar a mi madre y a mi hija a la parada del autobús aunque sean las 7 de la tarde y sea de día… Dicen que han aumentado las medidas policiales, pero cuando el ruido se pase, la policía se irá y el problema seguirá estando ahí y nosotros seguiremos viviendo con miedo«.


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