«Hemos sufrido obras durante muchos años. Y cuando finalmente terminaron las obras, nos quitan la ladera verde y empezamos a soportar ladridos y mal olor todos los días del año». Quien habla es Iñaki Gurruchaga, residente frente al parque Guau! de la calle Gregorio Ordóñez de Amara Berri. La Alcaldía acaba de recibir una carta con 60 firmas que incluyen la de este vecino, que se declara «harto» por la presencia del parque y «los perjuicios» que genera. En un vídeo dejan constancia del volumen de los ladridos.
El parque Guau! para canes abrió en enero de 2017 y la desaparición de la ladera y los árboles fue desde el inicio muy criticada por los vecinos, «que perdieron una zona de paseo y tranquilidad». De hecho la vecindad, en sus reiteradas protestas a lo largo de estos años, insiste en que la zona debe quedar exactamente como estaba antes. E incide en que el parque se construyó precisamente cuando se declaró Amara como Zona de Protección Acústica Especial en setiembre de 2016.
El 8 de junio de 2021 una representación vecinal acudió al Ayuntamiento para reunirse con el concejal Miguel Ángel Díez. En la carta que han enviado ahora a Alcaldía recuerdan que «de las mejoras que iban a gestionar a partir de la citada reunión para sobrellevar los ladridos de los perros solo se ha llevado a cabo el cierre automático del Parque a las horas establecidas«.
Pese a todo no lo consideran una medida exitosa. «En la actualidad observamos que el cierre de las puertas se ha modificado o estropeado por razones diversas y la gente entra al parque lo mismo a las 9 y media de la noche que a las 7 de la mañana. Y la falta de respeto de algunas personas les lleva a estar allí hasta la hora que les apetece.
Dicen los vecinos que es frecuente ver a gente saltando la valla para entrar con sus perros. «Incluso se ha llegado a romper la balizada para poder entrar en el recinto».
Un par de años antes de la reunión con Díez, en 2019, hubo un encuentro con el entonces concejal Enrique Ramos. Ramos respondió con un escrito (que conservan y muestran) en que les decía que se estaba buscando una mejor ubicación. «A veces se cometen errores», cuentan también los vecinos que les dijo.
Ademas, en el caso de mi pareja y mio en concreto nos han llegado a echar del parque los municipales a los que ha llamado un vecino porque supuestamente el perro estaba ladrando siendo el nuestro el único perro en el parque en dicho momento y nuestro perro es mudo (especificando: NO PUEDE LADRAR ya que está operada de la garganta). Para que se vea la otra cara que quizás sea que hay vecinos que se ABURREN SOBERANAMENTE EN SUS CASAS. Pena me da que encima se les haga caso … que vida mas aburrida van a tener como se les quite el parque de enfrente… quizás entonces empiecen a quejarse de que los niños del parque hacen ruido jugando y haya que ponerles también un horario y quizás hasta un silbato ultrasónico antiniños…
El ruido del tren no les molestará no, porque les viene bien. De hecho debería de haber mas parques como estos ya que los perros no pueden ir sueltos por la ciudad y para que disfruten un poco de la vida. El mal olor? Vale habria que buscar una solucion pero los ladridos… Es lo que tiene comprarse una casa en Donosti. Si tanto molesta y quieren verde y tranquilidad que se compren la casa en algún pueblo del interior, pero queremos todo y todo no se puede.
Artículo vergonzoso, hay mas vecinos contentos con el parque que descontentos. De hecho pienso organizar una recogida de firmas para que se mantenga el mencionado parque… a ver quien consigue más firmas y así se ve la realidad. Esto no es mas que el reflejo de 4 vecinos descontentos aburridos en sus casas que hacen mucho ruido. Viviendo ahi mismo puedo asegurar que casi nunca hay nadie fuera de horas ya que apagan las luces a las 20 y no se ve nada, además a quién le molesten los ladridos a las 20 de la tarde le debería molestar también el ruido del trafico de la misma calle que se oye muchísimo mas.
Lo realmente es alarmante, es el pitido ultrasónico que se ha comprado alguno de los mencionados vecinos y que ponen a destajo cuando a ellos les apetece, sin importarles el perjuicio que ocasionan no solo a los perros sino a los HUMANOS que vivimos ahi y a los que nos provoca incluso mareos.
Mucho peor es la conversión de las playas en un parques de perros, dificultando el uso deportivo y ocioso de las mismas para paseantes y deportistas. Completamente antihigiénico que se permitan perros en plena temporada de verano a primera hora, justo antes de que se llenen de gente paseando, tumbada, niños revolcándose sobre una arena contaminada de orines y otros deshechos. No me parece mal que haya parques específicos para canes si en los espacios donde andamos descalzos, nadamos y nos tumbamos durante horas no se permite
Los errores continuados, como es el caso del ayuntamiento de Donostia, es propio de concejales y alcaldes incompetentes, que no saben ni por donde les da el aire.