(EFE). El Tribunal Superior de Justicia del País Vasco (TSJPV) ha confirmado la condena a doce años de cárcel impuesta por la Audiencia de Gipuzkoa a un hombre por violar a su expareja sentimental, a la que también maltrató y llegó a atar con una cuerda durante algún momento para retenerla dos días en un piso de una localidad costera.
En una sentencia a la que ha tenido EFE, el TSJPV rechaza así el recurso interpuesto por el acusado contra una resolución previa de la Sección Tercera de la Audiencia Provincial.
Entre otros argumentos, el Tribunal Superior entiende que la Audiencia dispuso durante el juicio «de suficiente prueba de cargo» basada en la declaración de la víctima.
Incriminación
En su texto, explica que el testimonio de la chica, representada por el letrado José Luis Cantero, resultó «creíble subjetivamente», además de ser persistente en la «incriminación» y verse «complementada objetivamente» por distintas «corroboraciones periféricas».
La resolución aclara que de esta forma se cumplieron los «estándares probatorios exigibles en relación a hechos delictivos» como las agresiones sexuales y casos de maltrato, aunque además de ello la Audiencia «valoró» la prueba existente «de formar razonable» como para «estimar acreditados los hechos imputados al acusado».
Por otra parte, la sentencia del TSJPV también desestima rebajar la pena del procesado en aplicación de la nueva ley del «sólo sí es sí» por entender que en este caso concreto la normativa anterior con la que fue condenado resulta «más favorable» para sus intereses.
Los hechos sucedieron sobre las 22.00 horas del 13 de agosto de 2020, en la vivienda del procesado, donde, según la sentencia del caso, éste «agarró a la chica con fuerza de las muñecas y el cuello», la tiró sobre la cama, la aferró «fuertemente», le levantó la falda, le bajó la ropa interior y la violó.
Le tapó la boca
La resolución aclara que, durante la agresión, el procesado impidió a la joven pedir ayuda «tapándole la boca con la mano y diciéndole que la iba a matar y luego se iba a suicidar».
Transcurridas 24 horas y aún en el citado domicilio, el acusado y la víctima iniciaron una discusión que se prolongó toda la noche y durante la que el hombre, «con intención de quebrantar su integridad física», empujó a la perjudicada, quien se golpeó «fuertemente» contra la cama y un radiador.
En este contexto, el agresor ató a la mujer con una cuerda durante más de una hora «con ánimo de privarla de libertad» y, «con la intención de amedrentarla», le dijo que iba a matarla con un martillo, al tiempo que le tiraba del pelo y le mordía las piernas.
Ya el 15 de agosto, la chica «trató nuevamente de irse del domicilio», si bien su expareja le espetó: «tú no te vas, si te vas me voy a suicidar», tras lo que se dirigió a la mujer con un cuchillo de cocina «de grandes dimensiones» en la mano, se lo colocó «próximo a su cara» hasta en cuatro ocasiones y seguidamente le golpeó en las piernas con una guitarra.
El texto detalla que finalmente la damnificada consiguió salir del domicilio aquel mismo día.
