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Iratxe Ansa, una artesana de la danza, «apasionada del movimiento»

La bailarina donostiarra, Premio Nacional de su disciplina en 2020, ha hecho confluir en Madrid dos piezas dispares: "Prisma" y "CreAcción"

Iratxe Ansa. Foto:Danza.eus

(Inmaculada Tapia/EFE). La bailarina y coreógrafa Iratxe Ansa (San Sebastián, 1976) lleva desde los 15 años dedicada a la danza en escenarios de todo el mundo, una disciplina de la que se considera «artesana» y «apasionada del movimiento», y cuya desbordante creatividad ha hecho confluir en Madrid dos piezas dispares: «Prisma» y «CreAcción».

«Han sido meses muy movidos. Cada pieza es bastante diferente, han requerido mucho trabajo, sobre todo de los bailarines», señala en un entrevista con EFE, en la que asegura que aunque su intención no fue que coincidieran ambos espectáculos en el tiempo en el escenario, es una circunstancia que la llena de «ilusión», porque es positivo que se aprecie que una compañía haga algo tan diferente.

«Prisma» se estrena este sábado, 22 en el Teatro Buero Vallejo de Alcorcón (Madrid) y «CreAcción» subirá al escenario de los Teatros del Canal, en Madrid, el 29 y 30 de octubre.

Premio Nacional de Danza 2020 en la modalidad de Interpretación, Iratxe Ansa cuenta que «Prisma» es una coreografía que parte de un encargo del exministro de Cultura José Girao (Almería, 1951 – Madrid 2022), que la invitó a participar en el Centro Memorial de las Víctimas del Terrorismo de Vitoria-Gasteiz con una pieza de danza contemporánea que hablara del terrorismo.

«Una petición sorprendente, delicada, una gran oportunidad para la danza que parece que tiene que hacer otro tipo de cosas», una obra que expresa las cinco etapas emocionales por las que pasa una persona tras sufrir un atentado y para la que se documentó hablando psicólogos y afectados en Euskadi, Nueva York o París.

Una pieza construida con «respeto y sensibilidad», con un mensaje «hacia la luz», de la que se siente muy satisfecha con el resultado y la repercusión en el público, y que espera que «viaje mucho, porque creo que representa a todas las víctimas», en la que el espectador, lejos de la palabra, puede hacer una reflexión.

La bailarina considera que la danza tiene un poder transformador, asegura que con ella hay personas que han redirigido su vida, «no digo que surja el milagro», ni se refiere a un camino profesional. «La danza sana, es vida, te conecta con tu cuerpo, te ayuda a respirar».

Iratxe Ansa, además de bailarina y coreógrafa, es también profesora. Junto a Igor Bacovich ha desarrollado su propio método de enseñanza, llamado «metamorphosis method», y son fundadores y directores de la compañía Metamorphosis Dance.

«El artista es un artesano, gente muy trabajadora. No es lo que haces, es cómo lo haces», y para lograrlo hay horas de búsqueda y de ensayo, para dar lo mejor de cuerpo.

Cuerpos que no descansan sobre el escenario, sometidos a un esfuerzo físico «agotador», preciso e intenso. «Somos unos apasionados del movimiento, nos gusta bailar de cierta manera, no de cualquier manera».

Ansa ha bailado en algunas de las mejores compañías de danza contemporánea del mundo, como el Basel Ballet, el Ballet Gulbenlkian, la Compañía Nacional de Danza, a las órdenes de Nacho Duato, el Ballet de la Ópera de Lyon o el Nederlands Dance Theatre.

Con «CreAcción», un espectáculo ganador de dos Premios Max de las Artes Escénicas en 2022 (mejor diseño de iluminación para Nicolas Fischtel y mejor coreografía para Iratxe Ansa e Igor Bacovich), ha querido poner el foco en la interacción entre el creador, el intérprete y el público.

Y para ello, ha tenido como colaboradores a alumnos de la Universidad de Navarra que tenían acceso a la información pautada de la pieza y con quienes la fueron creando con encuentros en talleres.

Un proceso «muy interesante» -relata- porque ellos no sabían «qué hacíamos hasta que, trasladándoles conceptos, se han sentido parte de la pieza», apunta la creadora.

Un espectáculo que, a diferencia de «Prisma», no tiene un tema concreto sino juegos coreográficos. «Son como la noche y el día» con un punto de unión: la compañía.

Incapaz de elegir entre el baile, la coreografía o la enseñanza, Ansa asegura va a ser bailarina siempre, «no porque haya estudiado sino porque lo soy, no puedo desapuntarme», afirma divertida. «Una cosa va ligada a la otra. Soy todo porque todo tiene sentido junto».

«Me cambio de sombrero», señala. Prueba de ello, argumenta, es que le gusta mucho trabajar en estudio, donde puede estar horas y horas trasladando información que sabe.

«Para que surja un espectáculo te conviertes en muchas cosas. Es un producto muy identitario», concluye.


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