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Tribunales

Los acusados del crimen de Aintzane Pujana intentaron prostituir antes a otra chica en Errenteria

Fue la alcaldesa de Aizarnazabal, Mari Carmen Arregi, quien descubrió el cuerpo de la víctima con nueve cuchilladas

Audiencia provincial. Foto: Santiago Farizano

(EFE). Un mes antes del fallecimiento a cuchilladas de Aintzane Pujana en un agroturismo de Aizarnazabal, en enero de 2021, la pareja acusada de este crimen protagonizó un caso «muy parecido» en Errenteria (Gipuzkoa) con otra víctima a la que «intentaron prostituir» y que «libró por poco».

El responsable de investigación criminal de la Ertzaintza que instruyó el caso de la muerte de Pujana ha desvelado este asunto previo durante su declaración este lunes en la tercera sesión del juicio con jurado que se sigue desde la semana pasada en a Audiencia de Gipuzkoa por estos hechos.

Este ertzaina ha explicado que la investigación sobre este crimen ha sido una de las «más intensas» desarrolladas por la Policía Vasca en Gipuzkoa y que, entre otras cosas, ha permitido conocer que los implicados habían intentado prostituir a otra joven que se encontraba en proceso de «desintoxicación» en un agroturismo de Errenteria y que se «libró por poco» en un «escenario muy parecido» al que vivió Pujana.

Este policía ha desgranado minuciosamente la pesquisas desarrolladas por la Ertzaintza desde el 4 de enero de 2021, cuando la alcaldesa de Aizarnazabal, Mari Carmen Arregi, descubrió el cuerpo de Pujana con nueve cuchilladas abandonado en un paraje del pueblo mientras inspeccionaba la zona por un posible vertido ilegal de residuos, hasta el día 12 del mismo mes en el que los dos acusados fueron detenidos.

Tatuajes de la víctima

El agente ha destacado la importancia para la investigación que tuvieron unos tatuajes que tenía la víctima para identificarla, junto a la denuncia que presentó su exnovio por su desaparición y que posibilitó situarla como residente en un agroturismo de Aizarnazabal junto a los dos acusados en aquellas fechas.

Asimismo ha revelado que los investigadores obtuvieron la matrícula del coche de los sospechosos de un tique de la OTA de Zarautz encontrado en las proximidades del lugar donde apareció el cuerpo y que registraron el agroturismo en el que sucedieron los hechos, donde localizaron sangre de la víctima y del acusado varón en distintos lugares.

El policía ha concretado que el cruce de todos estos datos junto al visionado de cámaras de seguridad y los tránsitos de los teléfonos móviles de los implicados, permitieron determinar cómo se produjeron los hechos, que se desencadenaron a raíz de la negativa de la víctima a acudir a un servicio sexual que habían solicitado en Azpeitia.

Un contexto en el que, como ha detallado, Aintzane Pujana llamó a su exnovio para «suplicarle» que fuera a recogerla porque el acusado varón había encerrado a su perro en el maletero del coche para que ella accediera a prostituirse.

Grito de auxilio

«Fue un grito de auxilio. Ven a salvarme», ha descrito este policía, quien ha recordado que lamentablemente el exnovio de la fallecida no pudo hacerlo porque carecía de medios de transporte para acudir al lugar.

El ertzaina ha relatado que, aunque el coche en el que viajaban los dos acusados con su víctima y el perro en el maletero llegó a Azpeitia, finalmente el servicio sexual «no se produjo y esto motivó una discusión entre Aintzane y el acusado varón que «le quitó los dos móviles» a la chica. En el trayecto de regreso a Aizarnazabal se desviaron hacia una pista donde él propinó una paliza a su víctima y «ordenó» a la otra acusada que también la golpeara.

Seguidamente ha comentado que ambos introdujeron luego a Pujana «gravemente herida» o ya «moribunda» en el interior del coche, donde luego fueron encontrados restos de su sangre, para regresar al agroturismo, lugar en el que tras un intento de ahogamiento la víctima fue acuchillada en nueve ocasiones.

Posteriormente, la pareja primero se deshizo del cuerpo lanzándolo por un terraplén y después inició una «ruta» por distintas localidades para desprenderse también de otros posibles indicios del crimen, como diferentes prendas de la víctima, momento en el que fueron interceptados por una patrulla de la Ertzaintza en Getaria.

La situación de toque de queda por la pandemia de covid que existía en aquella época y el hecho de tener las ruedas muy gastadas, además de tener un perro encerrado en el maletero, hizo que la Policía inmovilizara el coche y llamara a una grúa para trasladarlo de nuevo a Aizarnazabal, aunque previamente fue necesario avisar al exnovio de Aintzane para que se ocupara del can.

Desprenderse de pruebas

El instructor ha recordado que, a pesar de que el coche quedó inmovilizado, la pareja volvió a cogerlo más tarde para seguir desprendiéndose de posibles pruebas, entre ellas la funda de un cuchillo en la que apareció ADN de la víctima y del acusado, así como para desplazarse a Tolosa donde compraron artículos de higiene para limpiar la parte trasera del vehículo y el agroturismo.

Asimismo, como ha detallado el policía, la inculpada realizó varias llamadas al móvil de Aintzane en cuyo contestador dejo grabados mensajes preocupándose por ella en un intento de «distraer» la investigación.

Este agente ha revelado además que el procesado tiene «once antecedentes» de uso de armas blancas, así como de violencia de genero con su exmujer.

Además de este ertzaina, en la vista han declarado entre otros testigos, dos agentes más de la Policía Vasca que investigaron los hechos y dos psiquiatras que han detallado los trastornos de la personalidad que padecían tanto la víctima como la acusada mujer. También lo ha hecho la alcaldesa de Aizarnazabal, quien encontró el cadáver. Está previsto que el juicio prosiga mañana con nuevos testigos.


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