Tres de cada diez niños sufren sobrepeso en Euskadi, las cifras se han duplicado en los últimos años y las enfermedades ligadas a la obesidad cada vez aparecen antes. La mala alimentación («hasta los dos años las familias se preocupan mucho por lo que comen los niños y después pierden el control») y el sedentarismo («las pantallas hacen mucho daño») están detrás estas cifras en lo que es un problema sanitario de primer orden que no termina de reconocerse como público.
En este contexto es un hito el acuerdo alcanzado hace unos meses entre el Ayuntamiento de Donostia y Osakidetza para hacer realidad el programa Pausoz Pauso, que comenzaron a idear hace más de diez años («alarmadas» por las cifras que empezaban a intuirse) las pediatras de Amara Berri Irene Ozkoidi y Elena Alustiza, recién jubilada de su puesto en Egia.
«Pausoz Pauso es intensivo y es caro. Y la verdad es que no conocemos en la sanidad pública europea que haya nada parecido«, narraron ambas profesionales a DonostiTik desde el iglú del Paseo de Francia donde estas Navidades daban a conocer la iniciativa a quienes se acercaban.
Entre 9 y 13 años
Junto a las dos pediatras trabajan codo con codo las nutricionistas Amaia Perales y Garbiñe Aizpuru, y a partir de ahí colabora toda la red pediátrica de Donostialdea. «Necesitamos contar con todos los pediatras, que son quienes detectan los casos de sobrepeso infantil que merecen ser tratados», explicaron Ozkoidi y Alustiza.
«El programa dura 17 horas que se dividen en 9 sesiones de hora y media, una por semana. El gran logro es que los encuentros, dirigidos por las nutricionistas, se desarrollan en el Ayuntamiento de Donostia gracias al acuerdo ya citado entre el Consistorio y Osakidetza», añadieron.
El Ayuntamiento de San Sebastián financia a las nutricionistas (la sanidad vasca no cuenta a día de hoy con esta figura en su organigrama) y pone las salas y el material.
En qué consiste
Pausoz Pauso está dirigido a niños y niñas de entre 9 y 13 años, pero involucra a toda la familia.
«A veces los niños con sobrepeso tienen la autoestima más baja, así que comenzamos por valorarlos emocionalmente, animarlos… eso nos parece lo más importante», explicaron las pediatras. Después las nutricionistas enseñan hábitos dietéticos correctos, informan sobre las bondades de evitar el sedentarismo, etc.
«Desde abril han pasado unas 30 familias por el programa. Después de las nueve sesiones se hacen otras tres como control para el mantenimiento. Con este fin contamos también con enfermeras de Pediatría».
Ozkoidi y Alustiza narraron que no resultó sencillo lograr una financiación firme para esta iniciativa novedosa que aspiran a que salte a otros municipios. «Nos gustaría poder llevarla, estamos con ganas. Ojalá fuera universal».
Las cifras les dan la razón, cada vez hay más estudios en este sentido. Y más alarma. Tanto Irene Ozkoidi como Elena Alustiza animan a las familias a coger el toro por los cuernos y no mirar hacia otro lado. «Hay que enseñar a los niños a hacer una vida activa, no hace falta estar federado: se puede ir al monte, andar en bici, subir las escaleras en vez de subir en ascensor… si te fijas ya ni pasamos el aspirador, ahora lo encendemos y va solo. Y hay tanta, tanta pantalla alrededor de los niños. Si no actuamos vamos en camino de las cifras de obesidad infantil de Estados Unidos«.
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