Las brumas, fieles amantes de los hayedos, acarician el bosque con dulzura, aferrándose tercamente a los árboles. Esas brumas le regalan humedad, agua, alimento, vida en definitiva, pero también envuelven el bosque de misterio, de belleza, lo convierten en el lugar idóneo para los viejos cuentos de duendes, hadas, gnomos o leprechaunds, que hacen del hayedo su hogar. Ir al blog
Absuelven a los dos empresarios acusados de un vertido de cianuro al río Deba en Bergara
La Diputación foral de Gipuzkoa, que ejercía la acusación particular, reclamaba un año de prisión para cada uno
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