La venganza, dicen, se sirve en plato frío. En el caso de Cassie, ‘Una joven prometedora’ que nadie se explica cómo acabó desperdiciando su vida y convirtiéndose en una fracasada, sólo tiene que esperar a que esa cohorte de ‘buitres’ y ‘hienas’ siempre atentos para atacar en la barra de un bar a la presa más débil, la que prácticamente no se tiene en pie, muerdan el ‘anzuelo’. Y vaya si lo muerden. La cobardía se crece ante la debilidad del adversario. ¿Pero qué pasa cuando, en realidad, el corderito indefenso con varias copas de más resulta ser una leona, una pantera y, ¡Oh, dios mío!, enteramente sobria? Pues que el ufano ‘cazador’ se vuelve manso, ridículamente vulnerable; estúpidamente cómico.
De eso va, principalmente este interesante debut en la dirección de la también actriz y guionista británica Emerald Fennell. De eso y, claro está, de venganza pero, especialmente, de abrir los ojos a un mundo en el que la mujer siempre es culpable de todo lo que le pasa porque: “Fíjate el escote que lleva”, “parece que lo está pidiendo a gritos” y “si bebe tanto que luego no se acuerda de nada es que le va la marcha” y comentarios por el estilo. ‘Una joven prometedora’ hace frente a todos esos prejuicios y caducos juicios morales que todos, hombres e incluso féminas, tienen más interiorizados de lo que pensamos. ‘Una joven prometedora’ destapa esa asqueante realidad que normaliza la violencia, el abuso, el trato vejatorio, la ausencia de responsabilidad.
La inteligencia de Emerald Fennell está en hacerlo ver a través de los colores pastel y los delicados vestidos de florecillas con los que se viste Cassie (Carey Mulligan), en la placidez kitsch, un tanto almibarada y cursi, que emana de los decorados e incluso con esos planos estáticos, siempre muy largos, que retratan un mundo sosegado y en calma; sin cambios. Cassie, no obstante, hace mucho que ha aprendido a ver en esa equívoca y conformista atmósfera las señales de algo que a cada día le recuerda su propio trauma: la pérdida de su amiga Nina. Y si no obtiene justicia… Tendrá que ir asustando y poniendo en su sitio a estos ‘buitres’ que merodean entre las mesas de los bares buscando llevarse a la cama a una mujer lo bastante inconsciente como para ni siquiera poder decir no.
El guión de ‘Una joven prometedora’, que ganó el Premio Óscar el año pasado, no es sorprendente. Es cierto. De hecho, en algunos momentos resulta previsible, mucho. Es obvio cuál va a ser el destino de Cassie. Pero a ratos también es brillante y tiene energía. La valía de este argumento reside, precisamente, en la fuerza contra la que nos rebelamos en la butaca contra lo que sabemos que va a suceder, en lo mucho que disfrutamos con la Cassie vengadora, y también lo mucho que queremos que pueda retomar su vida.
[Atención, spoilers] Es injusto que Nina no tuviera justicia, tanto o más como el hecho de que para conseguirla Cassie tenga que sacrificarse. Sin embargo, lo que bajo estas premisas podría caer en la simple soflama, en las manos de Emerald Fennell se convierte en un relato muy alejado del dogmatismo gracias, sobre todo, al humor. El filme se mueve entre el ‘thriller’ y la comedia negra manteniendo firmemente el pulso entre ambos géneros cinematográficos tan dispares. Ayuda, obviamente, la eficacia y la versatilidad de un reparto solvente (todos los personajes, por pequeños que sean, tienen ‘miga’) en un filme bastante notable, reivindicativo, ácido y oscuramente lúcido en el que, por encima de todo, prevalece el valor de la amistad.
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