La plaza de las Cofradías Donostiarras en Amara Berri fue escenario el domingo al mediodía de un bonito almuerzo solidario organizado por diversas asociaciones del barrio para tender puentes con un grupo de refugiados y migrantes, en su mayoría provenientes de Mali, país inmerso en un conflicto bélico que ha obligado a muchos a abandonar su hogar.
La iniciativa, promovida por residentes de la zona, consistió en una comida compartida donde los alimentos fueron aportados de forma desinteresada. Cada persona llevaba escrito su nombre a la vista, un gesto sencillo pero poderoso para romper barreras y facilitar el diálogo pese a las dificultades lingüísticas.
El encuentro transcurrió en un ambiente cálido y cercano. Hubo tiempo para la música, los bailes, las fotos y, sobre todo, para el conocimiento mutuo. Las despedidas llegaron tras los agradecimientos recíprocos y la limpieza colectiva.
Desde la organización se subraya que este tipo de encuentros quieren reflejar un apoyo emocional a estas personas que, muchas veces, permanecen invisibles en el día a día de la ciudad. «Y que como todos tienen derecho a comer, asearse y dormir”.
Aplausos y denuncias
En el lado positivo se quiso destacar especialmente el trabajo silencioso pero constante de quienes, a título individual, ofrecen comida diaria o esporádicamente a estos colectivos. Mención especial se hizo también a quienes hacen posible las Cenas Solidarias, que garantizan al menos una comida caliente al día a quienes más lo necesitan.
En el reverso los participantes vertieron una crítica directa a las autoridades municipales, que «parece viven ajenos a los problemas reales de la ciudadanía”.
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